El colombiano Héctor Abad crea una nueva Scherezada
Los prototipos de hombres-amantes desfilan en los recuerdos que una Scherezada colombiana cuenta a su nuevo amante, mientras declara que lo menos que una mujer puede esperar de un hombre es que le haga reír. Se llama Susana y es el personaje creado por Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) en Fragmentos de amor furtivo (Alfaguara), el libro más vendido en Colombia este año.
El escritor colombiano, que presentó ayer la novela en la Casa de América, de Madrid, quiere reivindicar el derecho de las mujeres a disfrutar de los mismos placeres y actitudes que el varón ha tenido por los siglos de los siglos sin que se le descalifique. "Los hombres", afirma, "hemos aprendido a entender que ellas tienen el mismo derecho a hacer con su cuerpo lo que siempre hemos hecho los hombres".
Abad, conocido en España por Tratado de culinaria para mujeres tristes (Alfaguara), ha escogido a una mujer como protagonista porque, dice, "tienen más capacidad que los hombres para contar historias". Como Saramago, Abad cree que uno de los placeres de la vida es conversar con una mujer. Aunque aclara que no intenta demostrar que es un especialista en psicología femenina y, por el contrario, se reconoce como "un plagiario de lo que ellas cuentan".
Recuerdos
Así, en Fragmentos de amor furtivo, Susana es la suma de muchas mujeres y los recuerdos de muchas historias de mujeres vistas, oídas y escuchadas por el escritor. Por eso Abad define su tercera novela diciendo que si es innegable el placer voyeurista de los hombres por ver a una mujer desnuda, "hay una satisfacción más sofisticada aún: oírlas sin que se den cuenta". Inspirado en Las mil y una noches y Decamerón, Abad dice haber creado una novela en la que "una mujer cuenta cuentos para desarmar al hombre y quitarle sus ansias de violencia". Con ese pretexto, Susana, desde una casa en Medellín, le deja cada noche a su último amante un trozo de su pasado amoroso con historias que hablan de pasiones y de la incapacidad de amar y de perdonar, pero tocadas de alegría y humor. "Ella quiere reemplazar el horror de Colombia con la sonrisa porque es feliz", asegura el escritor. Esta paradoja, explica Abad, se debe a que la alegría es algo que en Colombia late con fuerza a pesar de los males, "como una reacción para protegerse de las situaciones donde ronda el peligro y así reafirmar las ganas de vivir".
Babelia
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