Aznar no informará sobre la cumbre aliada hasta el 4 de mayo
José María Aznar resaltó el pasado lunes por la tarde que ofrecía a los estudiantes de la prestigiosa y elitista Universidad de Harvard (EEUU) una exclusiva: el primer testimonio en vivo de un jefe de Gobierno de la OTAN sobre la histórica cumbre que se acababa de celebrar en Washington. Pero el presidente del Ejecutivo español no comparecerá ante el Parlamento de su país hasta el próximo 4 de mayo, nueve días después de la reunión de la Alianza, a pesar de que la oposición ha reclamado con urgencia que informe al Congreso.
Por si los dos centenares de estudiantes que se reunieron en el reducido recinto del Foro John F. Kennedy de la Universidad no se habían dado cuenta, Aznar se lo recordó. "No se si ha venido antes alguien para hablarles de lo que yo les voy a hablar, pero les contaré lo que he visto y lo que pienso". Tanto el Partido Socialista (PSOE) como Izquierda Unida (IU) redoblaron ayer en Madrid sus críticas a la supuesta alergia de Aznar a acudir a la Cámara, mientras el Gobierno anunciaba que el presidente sí comparecerá el próximo día 4 de mayo ante un pleno extraordinario del Congreso para explicar los resultados de la cumbre de la OTAN y la evolución del conflicto en Kosovo. A tal efecto, se ha habilitado una sesión especial en una semana que teóricamente no contaba con actividad parlamentaria.
El Partido Popular y sus socios nacionalistas rechazaron también ayer la pretensión del PSOE de que fuese el presidente del Gobierno, en vez del vicepresidente Francisco Álvarez Cascos, quien compareciese hoy en el Congreso para explicar la política humanitaria en los Balcanes. El Gobierno asegura que Aznar no podrá acudir al pleno ya que debe asistir a la cumbre bilateral entre España y Marruecos.
Desde el Gobierno, el secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, José María Michavila, recurrió a las estadísticas para demostrar que acusar al presidente del Gobierno de no querer acudir al Parlamento resulta "pintoresco", ya que Aznar ha comparecido ante el pleno del Congreso en 17 ocasiones y contestado a 130 preguntas orales en esta legislatura.
La Secretaría de Estado de Comunicación fue aún más lejos con los números en un curioso estudio comparativo, distribuido por la agencia Efe, sobre las intervenciones de los líderes de Occidente sobre el conflicto de Kosovo. De esta forma, se argumenta que el Gobierno de España ha informado más sobre el asunto (37 ocasiones) que los de Alemania (36), el Reino Unido (29) y Rusia (29), pero menos que los de Estados Unidos (51) y Francia (41). En detalle, según Efe, Aznar ha protagonizado 11 comparecencias públicas, mientras sus ministros de Exteriores, Abel Matutes, y de Defensa, Eduardo Serra, suman en conjunto las restantes 26. Las declaraciones a la prensa, según la Secretaría de Estado de Comunicación, han sido el medio más habitual del Gobierno español para dar a conocer su postura.
En realidad, Aznar sólo ha comparecido ante el Congreso para informar sobre el conflicto, mezclando este asunto con los resultados de la cumbre de la Unión Europea celebrada en Berlín a finales de marzo, poco después del comienzo de los bombardeos. Y su única intervención específica sobre este asunto ante el pleno fue suscitada por una pregunta de IU. Los ministros Serra y Matutes, en cambio sí han comparecido ante las Cortes.
En el Reino Unido, el primer ministro Tony Blair se apresuró a informar el lunes a la Cámara de los Comunes. En Francia, el jefe del Gobierno, Lionel Jospin, compareció ayer durante tres horas ante la Asamblea Nacional. Y el canciller Gerhard Schröder, se reunió con los líderes de los partidos alemanes el lunes, nada más regresar de Washington.
Mientras, en Madrid la oposición reclamaba la urgente comparecencia del presidente en el Congreso, Aznar desgranaba en Harvard una visión de la crisis de Kosovo tan concisa como contundente. La intervención militar era inevitable ante el fracaso de las vías diplomáticas y negociadoras y ahora solo cabe la victoria de la OTAN. De ello depende, dijo, el futuro de Europa. Se felicitó, en línea con el presidente norteamericano, Bill Clinton, por los nuevos horizontes de actuación que se ha dado a sí misma la OTAN -el espacio euroatlántico-, cuyos límites, reconoció, son deliberadamente indefinidos.
En ese espacio, dijo, la alianza debe desempeñar a partir de ahora el papel de "agente europeo de seguridad" en nuevas misiones que irán desde la gestión de crisis regionales hasta la vigilancia ante la proliferación de armas de destrucción masiva. Y lo hará, dijo, sometiéndose al espíritu de la carta de Naciones Unidas, pero no al control del Consejo de Seguridad.
Pero si algo destacó, fue su preocupación por el ascenso del nacionalismo. En su opinión es el mayor problema al que debe hacer frente Europa. Aznar, que ha mantenido su precaria mayoría parlamentaria con el apoyo de los nacionalistas catalanes y vascos, distinguió ayer en Harvard entre nacionalismos buenos y malos. Los primeros son los "cooperadores", que contribuyen a la estabilidad y la gobernabilidad, y los segundos, son los "destructivos".
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