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La patronal pronostica que la huelga destruirá empleo

Los empresarios alertan sobre la pérdida de competitividad internacional y el reparto del paro

La caja de los truenos se ha destapado y el final de la semana ha ido aumentando la tensión. Los empresarios, encabezados por la patronal Confebask, que ve en la convocatoria oscuros intereses políticos, han criticado a fondo la convocatoria de huelga general por las 35 horas para el 21 de mayo. "Somos de los países que trabajamos menos horas reales. No existe la necesidad de trabajar menos de 40 horas, sino de crear empleo. Es una barbaridad para el País Vasco, que tiene una gran necesidad de incrementar sus mercados. No nos podemos creer los reyes del mambo y bajar la jornada por debajo de los países europeos", dice José Luis García, director general de la química Acideka. El pasado miércoles, los sindicatos nacionalistas ELA, LAB, ESK y STEE-EILAS pusieron fecha a su amenaza de los últimos meses: la convocatoria de una huelga general por la reducción de jornada. UGT de Euskadi, que no de Navarra, apoyó la convocatoria el mismo día. CC OO no lo tiene tan claro. Ésta última central, mayoritaria en el conjunto de España y segunda en Euskadi y Navarra, decidirá su apoyo o no la huelga el próximo día 29. En todo caso, no se fía de las centrales nacionalistas, a las que acusa de estar más cerca de la política que del sindicalismo. La idea empresarial es que una huelga no va a conseguir cambiar su tesis de que la reducción general de jornada, por ley, no crea empleo, sino que lo destruye. "Jamás a través de una huelga general se impondrá la jornada de 35 horas". José Manuel Ayesa, empresario navarro del sector del transporte de viajeros por carretera y presidente desde diciembre de 1989 del máximo órgano empresarial de la comunidad, la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), es explícito en su rechazo a los intentos de presionar mediante la movilización social para conseguir la reducción general de jornada. "El trabajo no se reparte y lo que hay que hacer es crear empleo, no compartirlo", asegura Ayesa. Sin validez "Los sindicatos parecen querer reafirmar su propia existencia mediante una fórmula que ni ha demostrado hasta ahora empíricamente su validez para la generación de empleo estable, ni puede ser considerada como un remedio mágico, ya que el tiempo de trabajo nunca es uniforme en ningún sector y en ninguna empresa. Por lo tanto, más que la reducción de la jornada o de reparto de empleo, lo que proponen los sindicatos es un reparto del paro", indica Alfonso Basagoiti, presidente del Círculo de Empresarios y de la Corporación IBV. Este argumento se repite entre los empresario y gestores de empresas. Antonio Cancelo, presidente de Mondragón Corporación Cooperativa, un entramado empresarial que emplea a 42.500 personas con aumentos de plantilla anuales de más de un 7%, asegura que las históricas reducciones de jornada han coincidido con el incremento del paro y que los países con "horarios superiores al nuestro, como EE UU, Japón y Gran Bretaña, cuentan con un desempleo inferior". "Si tiene que llegar será mediante el acuerdo de los agentes económicos y sociales". El portavoz de la patronal navarra está convencido de que los empresarios no aceptarán "ni a corto ni a largo plazo" la reducción general de la jornada de 40 horas. Aunque la situación en Navarra y Euskadi no es paralela, las opiniones empresariales son coincidentes. En Navarra, por un lado, los sindicatos nacionalistas se han quedado solos, y, por otro, UGT, mayoritaria en esta comunidad, ha firmado un acuerdo con el CEN por el empleo (reorganización de la jornada, supresión de horas extras o creación de empleo) y un pacto con el Gobierno por el que se introducirán las 35 horas para los 20.000 empleados públicos navarros. "Este paro estaba ya convocado cuando se firmó el acuerdo vasco por el empleo [enero de 1999]. Hablamos de una huelga demagógica. Parece que el que no la apoya está en contra del empleo. Vamos a seguir negociando en el CRL (Consejo de Relaciones Laborales), pese a que la huelga lo dificulta", señala Arturo García, secretario general de Adegi, la patronal guipuzcoana. "La práctica que hay que seguir es reducir la jornada en los convenios", señala Ayesa, que añade: "Les auguro el más absoluto fracaso. La iniciativa del día 12 de abril ya vimos qué resultados tuvo. Los trabajadores adoptan una posición de resistencia a la manipulación y esto es una manipulación absoluta". En todo caso, los patronos no están muy seguros de que los trabajadores quieran una reducción de jornada y ponen como ejemplo que nadie quiere dejar de hacer horas extras. "Estaría contento de que trabajaran 35 horas con nóminas por 35 horas y que no hagan horas extras. Contrataría otras tres personas y tan contento. El problema es que nadie quiere dejar de hacer horas. Lo que les importa es que engorde la nómina", indica Joseba Cereceda, gerente de la constructora alavesa Belabia. Exportaciones en peligro Las empresas, que han visto cómo en los últimos años el incremento de la competitividad ha potenciado las exportaciones, que se han convertido en un pilar de la economía vasca, temen que la reducción de jornada universal les haga perder mercados. "La huelga produce una manifiesta desestabilización en la estructura socioeconómica del país; sus repercusiones sobre la credibilidad exterior de nuestra economía en un entorno fuertemente interrelacionado no harán sino agudizar el problema de fondo con el consiguiente efecto sobre la imperiosa necesidad de generar empleo", dice Basagoiti. Este planteamiento lo puntualiza Mikel Ortiz de Arratia, alto cargo de Petronor: "La huelga no aporta, sino que resta y da imagen de violencia añadida en el mundo laboral, que no es razonable en este momento". Junto a esta inquietud por la economía también hay quien ve en el paro un falta de oportunidad: "No es el momento apropiado. Hay problemas más importantes, como el proceso de paz. La gente no lo va a entender", señala Valentín Basáñez, socio de Ikatz. José María Aracama, antiguo directivo de Cementos Portland y consejero de Economía y Hacienda navarro cree que lo "verdaderamente importante" es flexibilizar la jornada laboral. "Hay que facilitar la aplicación de jornadas flexibles y reducidas. Sobre todo por el problema del paro femenino. Muchas mujeres estarían dispuestas a trabajar, por ejemplo, cuatro horas diarias".

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Entre el sindicalismo y la política

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