Rugova se reúne con el presidente serbio y pide de nuevo el fin de los ataques
Sonrió sólo un instante, pero se le notaba tenso. Cuando Ibrahim Rugova, el dirigente separatista albanokosovar, apareció fugazmente ante las cámaras de televisión junto con mandatarios serbios, no hizo, por supuesto, ninguna declaración. La televisión oficial de Belgrado se encargó de registrar gráficamente y resumir el encuentro con el presidente serbio, Milan Milutinovic, como una reunión amistosa de la cual surgió un llamamiento conjunto para poner fin a los bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia.
En esa reunión "se acordó que se detengan inmediatamente los bombardeos, ya que no es posible llegar a una solución política si no hay paz", dijo la televisión. Fue la segunda aparición pública de Rugova desde su encuentro con el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, hace dos semanas. La cita, celebrada a puerta cerrada en el palacio presidencial de Serbia y que duró poco más de una hora, forma parte de una estrategia propagandística para demostrar que, contrariamente a numerosas versiones, Rugova no está detenido y que tampoco ha cortado el diálogo, a pesar de la negativa yugoslava para permitirle salir del país. Hace diez días, el Gobierno de Milosevic le comunicó que dejar su residencia "sería contraproducente para su seguridad personal". Rugova, según la revista alemana Der Spiegel, reconoció hace poco que está bajo estricto arresto domiciliario. El dirigente de la Liga Democrática Kosovar, el extraoficial presidente de la mayoría albanesa de Kosovo y fuerte crítico de Milosevic, parece estar hallando ahora terreno común con el Gobierno de Belgrado. Eso al menos se deduce del supuesto acercamiento que los medios oficiales de Belgrado proyectan como los cimientos de un futuro entendimiento con miras a mantener la crisis en un escenario estrictamente local. Sin embargo, críticos del Gobierno de Belgrado sostienen que Rugova está bajo fuerte presión y amenazas a fin de presentarse como un interlocutor voluntario con los serbios.
"La única forma de hallar una solución política duradera es adoptando una postura multiétnica, multicultural y multirreligiosa", dijeron Milutinovic y Rugova, según la televisión serbia, añadiendo que el líder albanokosovar también sostuvo contactos con el viceprimer ministro federal, Nicola Sainovic. Tales contactos, dicen analistas políticos, pueden erosionar su popularidad entre los independentistas kosovares, que le dieron el 90% de los votos en la última elección. "Hay decepción con sus políticas dóciles hacia Belgrado", dijo un observador. Ello puede jugar a favor de sectores radicalizados como el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) que podrían capitalizar ese descontento y engrosar sus filas para una resistencia activa, que, a su vez, podría resultar atractiva para los estrategas de la OTAN.
Banyan Gecaj, portavoz del Comité de Crisis en Kosovo, declaró ayer en Londres que, si Belgrado quiere negociar realmente con Rugova, debería permitirle la salida, junto con su familia, a un país neutral "que podría ser Suiza".
La reunión de ayer se produjo con el trasfondo del anunciado recrudecimiento de ataques aliados contra Yugoslavia. Bombarderos de la OTAN lanzaron nuevamente misiles contra la refinería de Pancevo poco antes de la medianoche del jueves. Casi simultáneamente fueron alcanzadas las instalaciones de la refinería de Novi Sad durante un ataque de media hora. Esos bombardeos estuvieron precedidos por la destrucción del puente que une Smeredevo y Kovin. No se conocían informes de bajas de estos últimos ataques. Pero el portavoz del Ministerio de Exteriores, Nebojsa Vujovic, citado por la agencia oficial Tanjug, dijo que la operación aliada lanzada el pasado 24 de marzo ya ha causado un millar de bajas civiles y 4.000 heridos. Vujovic calculó que los daños materiales bordean los 10.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas).
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