12 poblados marginales subsisten en la periferia

Además de La Celsa y La Rosilla, cuyo desmantelamiento está previsto por el Gobierno regional, en la periferia de Madrid quedan aún seis poblados de realojamiento, formados por viviendas prefabricadas de hormigón o chapa, y otros seis núcleos chabolistas. La inmensa mayoría de sus habitantes son gitanos. Las Mimbreras (Latina), con 122 familias, y El Cañaveral (Vicálvaro), con 110, son los mayores barrios de realojamiento. Les siguen, en número de habitantes, La Quinta y el Cerro de las Liebres, ambos en Fuencarral, con 83 y 75 familias, respectivamente, y Plata y Castañar, en Villaverde, con 80. El sexto asentamiento es el de Jauja (Latina), medio desmantelado, que desaparecerá para este año.

Todos estos núcleos, salvo Plata y Castañar, están alejados de la población. El más segregado es Las Mimbreras, a tres kilómetros del vecindario más cercano. Se trata, en su mayor parte, de barriadas conflictivas por la masiva venta de droga. Plata y Castañar y El Cañaveral son la única excepción.

Además de estas barriadas convertidas en guetos, pero dotadas de casas con agua, luz y saneamiento y de servicios de atención social, en Madrid quedan seis poblados chabolistas habitados por un millar de personas. El Salobral (Villaverde) y Las Barranquillas (Vallecas Villa) son los mayores. Ambos tienen más de 200 favelas, aunque el número de familias que viven en ellos es inferior (unas 150 en Las Barranquillas), porque el resto de las casetas se utiliza para vender droga o como almacenes.

El poblado portugués de Pitis, en Fuencarral; La Chuletera, en Carabanchel; el Pozo del Huevo y Cañada Real, en Vallecas Villa, son otros asentamientos chabolistas. Existe además un campamento con unas 150 familias gitanas rumanas que viven en tiendas de campaña y furgonetas en Malmea (Fuencarral).