Hungría detiene un convoy con armas rusas
La OTAN envía a 8.000 soldados para organizar la ayuda humanitaria en Albania
Un golpe político con resonancias históricas. Hungría, tierno socio de la Alianza Atlántica y exmiembro de su desaparecido rival, el Pacto de Varsovia, que hegemonizaba la Rusia comunista, detuvo el sábado un convoy de 73 camiones rusos. Iban a Montenegro con alimentos y otra ayuda humanitaria. Pero llevaban también instalaciones para ametralladoras y combustible utilizable para fines militares, lo que conculca el embargo de armas a Belgrado decretado por la ONU. Otro golpe político en ciernes: la OTAN programa una campaña de lanzamientos aéreos de comida y mantas sobre Kosovo para paliar los sufrimientos de los centenares de miles de albanokosovares desplazados dentro de su patria chica.
Los 73 camiones (80, según otras fuentes) que salieron de Rusia a principios de la semana pasada fueron detenidos en la mañana del sábado en la frontera húngaro-ucrania de Zahony, al descubrirse que contenían material sometido a embargo, explicó el portavoz de la Defensa Civil magiar, Joseph Schieber. La resolución 1160 del Consejo de Seguridad de la ONU prohíbe la venta y entrega de armas y material de uso militar a Belgrado.De los 73, cinco son blindados de transporte equipados con puestos para ametralladoras y otras armas. Otros diez son camiones cisterna con carburante susceptible de utilización militar. Moscú había pedido permiso a Budapest para enviar tres, justificados para el autoabastecimiento del convoy, pero añadió siete de matute. A este material -vigilado por 150 escoltas- se añaden 31 vehículos todoterreno, un material de doble uso.
El Gobierno húngaro, aplicando la resolución de la ONU, inspeccionó los contenidos. Y denegó el tránsito de los camiones y materiales prohibidos (los cinco blindados y siete camiones cisterna), aunque dio luz verde a la parte humanitaria del transporte. Impuso además a Moscú un plazo estricto para el retorno a origen de los vehículos autorizados. Las autoridades rusas pretendían, en clima de fuerte tensión, que atravesaran suelo húngaro, hasta Montenegro (para su teórica redistribución posterior a Serbia, Albania y Macedonia), todas las unidades o ninguna.
Simbolismo histórico
El gesto de Budapest arrastra un simbolismo histórico porque plasma el éxito póstumo de la rebelión antisoviética de 1956. Y es una muestra de coraje político actual, porque en la región yugoslava fronteriza, la Voivodina, habita una nutridísima minoría de etnia magiar, muy vinculada a la población de Hungría y contraria al exterminio de los albanokosovares. El Gobierno del tirano Slobodan Milosevic ha puesto especial cuidado en forzar a bastantes de sus muchachos enrolados en el Ejército a actuar en Kosovo. El asunto es tan sensible, que una sola muerte de un voivodinés registrada al principio del conflicto en un enfrentamiento entre el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y las fuerzas armadas yugoslavas provocó una auténtica tragedia pública en la provincia fronteriza.Aunque en esta ocasión la Alianza ha pedido a su nuevo miembro, Hungría, que se moje poco -no contribuye con aviones-, Belgrado recuerda bien que ya prestó su base de Tzatzar para los bombardeos de 1995 que finiquitaron la guerra de Bosnia.
En la sede de Bruselas, el Consejo Atlántico aprobaba la operación Refugio Aliado, que ubicará a unos 8.000 soldados en Albania para ayudar a las ONG en su ayuda humanitaria, empezando por la reconstrucción de carreteras, para que transite. La iniciativa comenzará a desplegarse mañana, con 2.000 soldados italianos, y será completamente operativa en poco más de una semana. La misión, en coordinación con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), incluye el "envío, transporte y distribución" de la ayuda urgente para los albanokosovares, así como la construcción de campos en Albania.
Mientras, los aliados diversifican sus objetivos y ahondan en los aspectos políticos. La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright se entrevistará mañana con su homólogo ruso, Ígor Ivanov, para rebajar su ansiedad. La OTAN trata de estimular las incipientes, aunque aisladas, protestas de los serbios. Sus aviones bombardearon Belgrado este fin de semana, sí, pero con más de dos millones de octavillas reproduciendo el manifiesto de Koffi Annan y sus cinco condiciones (las mismas que planteó la OTAN) a Milosevic.
El secretario general, Javier Solana, insistía en que Milosevic se está quedando "aislado" en el interior. Los portavoces aseguraban que disponen de indicios de que la moral de los combatientes serbios está minada. Pusieron en duda el carácter voluntario de los ocupantes de los puentes e insinuaron que -al haber caras conocidas de opositores al régimen- están siendo utilizados como "escudos humanos", a los que renuncian en todo caso a bombardear. Y alertaron para el futuro, al mostrar una fotografía de una presunta fosa común de cadáveres.
Próximo golpe, una campaña de air drops o lanzamiento aéreo de comida y mantas para ayudar a los albanokosovares desplazados deambulando dentro de Kosovo, como se hizo en Ruanda y se hace en Sudán. Operación erizada de dificultades, pues exige volar a baja altura, ya que en caso contrario los sacos de comida revientan. Y resultará difícil conseguir permiso para estos vuelos -dentro de una franja horaria exenta de bombardeos- de un Belgrado al que con otros vuelos se bombardea. Los planificadores barajan dos opciones: realizarlos pese a todo, aún sin permiso, y que Milosevic cargue con la fétida mancha de atacar cargamentos humanitarios, lo que probablemente no entusiasme a los Gobiernos aliados; o encomendar esa tarea a países neutrales.
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