La competitividad española se deteriora al crecer el diferencial de precios con la UE

El riesgo de pérdida de competitividad para la economía española se acrecienta a medida que aumenta nuestro diferencial de precios con los demás países del euro, ahora situado en un punto. En ello coinciden los expertos consultados, para qulenes un descenso de la cuota de mercado en el exterior supondrá, a medio plazo, reducir las posibilidades de crecimiento y de empleo. Los últimos datos de balanza de pagos —el déficit exterior se multiplicó por seis en enero— confirman esta tendencia negativa. Frente a los países de la OCDE, la pérdida de competitividad vía precios fue de un 1,1% en 1998. Economía prevé una aportación negativa del sector exterior de 1,7 puntos en 1999.

Si la economía española tiene ahora un riesgo es el de la pérdida de competitividad frente al exterior si se confirman las expectativas al alza de la inflación. En esto coinciden los expertos consultados, así como los análisis del Banco de España, aunque desde el Ministerio de Economía no se considera que exista una seria amenaza.

Hasta que España fue incluida entre los países del euro, en la primavera de 1998, las pérdidas de competitividad eran resueltas vía devaluación de la moneda.

A partir de la incorporación al euro, la peseta se ha extinguido y las autoridades nacionales ya no pueden actuar sobre ella para recuperar posiciones en los mercados exteriores con precios relativos más bajos.

La última devaluación, en mayo de 1993, el sustancial recorte de la inflación en España y la moderación salarial permitieron acumular ganancias de competitividad hasta finales de 1997 y alcanzar cierta estabilidad durante el primer trimestre de 1998. Según recoge un informe del BBV, a partir de esa fecha, la posición española frente al exterior se ha deteriorado.

Datos de la Secretaría de Estado de Comercio indican que la competitividad española frente a los países de la OCDE vía precios cayó un 1,1% en 1998. La previsión del BBV es que el deterioro será en 1999 de entre el 2,7% y el 2,9% como media en relación tanto a los países de la OCDE como a Asia y Aménca Latina.

Debilidad del euro

La apreciación del dólar respecto al euro —que probablemente será mayor en los próximos meses tras decidir el Banco Central Europeo rebajar el precio del dinero hasta el 2,5% alivia en parte el problema para el conjunto de países que forman la moneda única, pero no tanto para España.

Pese a la debilidad del euro en sus primeros 100 días de existencia (se ha depreciado un 8% frente al dólar), España no ha conseguido mejorar su posición en el exterior. Así lo revelan los últimos datos sobre la balanza de pagos publicados por el Banco de España, según los cuales el déficit exterior se multiplicó por seis en enero pasado.

La diferencia entre España y los demás países del euro, que representan en torno al 60% de nuestro comercio exterior, es la tasa de inflación. Según el índice elaborado por Eurostat, la Oficina Estadística de la UE, España se subió al tren del euro, en la primavera de 1998, con un diferencial de precios con respecto a los demás países de la zona de seis décimas. En febrero pasado, últimos datos publicados, esta brecha se situó en un punto.

El director general de Política Económica, Luis de Guindos, matiza los efectos de estos resultados. Explica que mientras el comercio mundial creció un 3,1% el pasado año, las exportaciones españolas aumentaron un 6,7%. "Esto demuestra", afirma, "que la economía española ha sido capaz de ganar cuota de mercado el pasado año en el mundo".

¿Qué ocurrirá en 1999? El propio Ministerio de Economía espera una aportación negativa del sector exterior al crecimiento económico español de 1,7 puntos, el doble de lo inicialmente estimado y frente a los 1,2 puntos de 1998. Esto es consecuencia, sobre todo, de que España tendrá menos posibilidades de exportar hacia los países de la UE —el 70% de su mercado— debido al menor crecimiento económico en la zona y a la depreciación de las monedas que no han entrado en el euro, según el BBV.

El director del Servicio de Estudios de Argentaria, Fernando Gutiérrez, subraya que los precios españoles de bienes comerciables, es decir, los que se exportan, están en línea con los europeos. Sin embargo, la inflación en el sector servicios supera casi dos puntos a la media de la UE y esto encarece los costes de las empresas que exportan y acaba por contaminar sus precios.

El director del Servicio de Estudios de las Cajas de Ahorro, Ángel Laborda, comparte este análisis y añade que en España los costes laborales unitarios son un punto superiores a los de los demás países de la UE, lo que "poco a poco está arañando competitividad a la economía española". Esto, añade, "es problemático a medio plazo porque ya no se puede devaluar".

El informe del BBV señala al respecto que, "aunque es cierto que el diferencial de inflación relevante para la competitividad es el existente entre los bienes comerciables, cabe esperar que si la inflación crece más en un país que en otro, se desencadene un sesgo de subida salarial que termine por afectar al sector de bienes comerciables, deteriorando su competitividad".

De Guindos subraya que una pérdida de ritmo de las exportaciones es también consecuencia de que la demanda interna española está tirando fuerte; es decir, que el mercado español absorbe lo que no se puede vender fuera, y esto se explica por el alto crecimiento español, superior al de los demás países de la UE.