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GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

División en el Gobierno de Clinton sobre la salida a la crisis

Una dura guerra de reproches se libra en el interior del Gobierno de Bill Clinton. Se busca un culpable de lo que es percibido como un fiasco en Kosovo, que sólo puede ser superado por una escalada bélica que termine con una ofensiva terrestre. El Pentágono filtra que advirtió a Clinton de que una campaña aérea no sería suficiente; la CIA hace saber que adelantó que los ataques de la OTAN tendrían como consecuencia una gran crisis de refugiados, y tanto los militares como los espías señalan a Madeleine Albright como la principal responsable de los errores de cálculo.Albright es el miembro del Gobierno de EEUU que más se juega en la guerra de Kosovo. Desde el otoño de 1998 y hasta el comienzo de las hostilidades, la secretaria de Estado adoptó la actitud más belicista. Sostuvo que Milosevic cedería ante la amenaza del uso de la fuerza y luego, cuando no lo hizo, argumentó que el líder yugoslavo se rendiría al cabo de dos o tres días de bombardeos.

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La jefa de la diplomacia de EEUU aborda el conflicto de Kosovo desde su experiencia de persona nacida en Checoslovaquia en la época de las concesiones de las potencias democráticas a la Alemania de Hitler. "Albright se mueve más por su propia biografía que por la historia de EE UU y parece olvidar nuestra experiencia en Vietnam", dicen fuentes del Pentágono, que subrayan que se opusieron ante Clinton a la tesis de la secretaria de Estado sobre la suficiencia en el caso yugoslavo de una corta campaña aérea.

Milosevic no es Sadam

De Vietnam, el Pentágono aprendió la llamada doctrina Colin Powell: EEUU no debe implicarse en guerras cuyos objetivos no sean muy claros y cuya victoria no esté garantizada. El Pentágono advirtió a Clinton de que la Yugoslavia de Milosevic no es el debilitado Irak de Sadam Hussein. Hasta entonces, el presidente y los militares habían estado en sintonía en las operaciones bélicas contra Irak, Sudán y Afganistán. Se trataba de usar durante un tiempo limitado el arsenal de alta tecnología de EE UU para castigar a líderes y países que su opinión pública percibía abrumadoramente como malos.Para el Pentágono esas operaciones eran una especie de ensayo de sus últimos artilugios. Pero lo de Yugoslavia es diferente. Y Clinton, según denuncia el senador y aspirante republicano a la presidencia John McCain, cometió el "tremendo error de atarse las manos de partida declarando que jamás enviaría tropas norteamericanas a luchar por tierra contra Milosevic". McCain, junto otros ocho congresistas, ha pedido al presidente en una carta que se usen las fuerzas de tierra si fallan los bombardeos aéreos.

Fuentes de la CIA han hecho saber que su director, George Tenet, advirtió a la Casa Blanca sobre que la primera respuesta serbia a los bombardeos sería una limpieza étnica en Kosovo. La sorpresa de Washington y Bruselas ante la catástrofe humana es, según la CIA, "puro teatro".

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