La Generalitat aprueba destinar 10.000 millones al nuevo Sant Pau
El proyecto del nuevo hospital de Sant Pau de Barcelona ha logrado salvar uno de los principales obstáculos que han ido demorando sucesivamente su ejecución desde 1994: la financiación. El Consell Executiu de la Generalitat ha aprobado una partida de 10.000 millones de pesetas para el nuevo centro sanitario, mientras la Muy Ilustre Administración (MIA) -organismo propietario del hospital de Sant Pau- se ha comprometido a aportar otros 6.000 millones procedentes de la venta de patrimonio.
A juicio del director médico del hospital, Miquel Rutllan, estos compromisos suponen un impulso definitivo al que será "el único centro hospitalario moderno del centro de Barcelona", cuyas obras de ejecución podrían empezar a principios del próximo año. "El tren ya está colocado sobre la vía y ahora ya puede comenzar a caminar. No hay marcha atrás", dijo Rutllan. El acuerdo de la Generalitat para la financiación de las obras del nuevo hospital, en la que participarán los departamentos de Sanidad y Economía, no especifica de dónde saldrá el dinero ni en qué plazos se aportará. Según fuentes del Gobierno catalán, el acuerdo, adoptado el pasado día 10 de marzo, establece: "Se pondrán en funcionamiento los mecanismos para estudiar e impulsar la reforma del hospital de Sant Pau hasta un máximo de 10.000 millones de pesetas". Sanidad lo tiene difícil para comprometerse con esta aportación, dado el notable déficit que arrastra. Presupuesto insuficiente En 1992, el coste del nuevo edificio, que debía construirse dos años después, se cifró en 12.000 millones de pesetas. Con el paso de los años, aquel presupuesto se ha quedado corto, de manera que la suma de las aportaciones aprobadas por la Generalitat y la MIA -16.000 millones- podría resultar "ligeramente insuficiente", según Rutllan. Sin embargo, el director médico del Sant Pau no descartó que la MIA -integrada por el Ayuntamiento de Barcelona y el Arzobispado- haga nuevas aportaciones si es necesario. El nuevo hospital se ubicará en la zona norte del recinto de pabellones modernistas que desde 1904 albergan el centro sanitario, a la altura de la calle de Mas Casanovas. La obra permitirá, según Rutllan, reducir notablemente los costes de funcionamiento. La estructura en pabellones constituye uno de los problemas más graves del actual Sant Pau, ya que el aislamiento físico de los distintos servicios impide un funcionamento propio de un centro hospitalario moderno. Los continuos traslados internos de enfermos en ambulancia de un pabellón a otro, la duplicidad de servicios y las continuas obras de mantenimiento suponen unos costes desorbitados. En los últimos años, el déficit anual de explotación del Sant Pau se ha situado entre 900 y 1.500 millones de pesetas. La apertura del nuevo edificio significará una reducción de camas -de las 735 actuales se pasará a 520-, pero, según Rutllan, ello no supondrá reducir el número de altas médicas, ya que lo que se hará es "reducir el tiempo medio de estancia hospitalaria". Las nuevas instalaciones ocuparán una superficie de 70.000 metros cuadrados -45.000 útiles- y dispondrá de 150 consultas externas y gabinetes de exploración, y 24 quirófanos. A partir del anteproyecto, ya finalizado, el equipo de arquitectos encargados de la obra elaboran un plan básico, imprescindible para que puedan sacarse las obras a concurso. El director médico del Sant Pau calcula que los trabajos podrán adjudicarse a finales de año y que se prolongarán durante un mínimo de tres años. Quedará atrás, pues, la fecha que en 1992 se fijó para la inauguración del nuevo edificio: el 2001. Nuevo aparcamiento Rutllan anunció que probablemente a finales de este mes entrará en funcionamento el nuevo aparcamiento, de cinco plantas y con una capacidad de 660 plazas, que se está construyendo en la zona sur del recinto de Sant Pau. Será el primer paso para sacar el hospital de los pabellones modernistas. Una comisión estudia la futura utilización de estos pabellones diseñados por Domènech i Muntaner, de alto valor histórico-arquitectónico. Rutllan apuntó que la mayoría de ellos albergarán centros de investigación médica y serán gestionados por fundaciones.
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