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La ONU suspende las sanciones contra Trípoli

Kofi Annan envió ayer una carta al Consejo de Seguridad de la ONU decretando la suspensión de las sanciones internacionales impuestas en 1992 y 1993 contra Libia por su negativa a entregar a los dos presuntos autores del atentado de Lockerbie. Esas sanciones, que incluían un embargo en la venta de armas y de determinados equipos relacionados con la extracción de petróleo y limitaciones al tráfico aéreo, quedaron, provisionalmente, sin vigor a partir de las 21.00 GMT.Las resoluciones del Consejo de Seguridad que establecieron las sanciones precisaban que serían suspendidas de modo automático cuando el secretario general confirmara por escrito el cumplimiento por parte libia de la entrega de los dos sospechosos. El Consejo tiene ahora 90 días para decidir, a partir de un informe más largo de Annan, si pone un definitivo punto final al castigo económico al país norteafricano.

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Annan se declaró "aliviado y satisfecho" por la entrega libia de los dos sospechosos y por el papel desempeñado por la Secretaría General de la ONU en la solución del largo contencioso internacional. "Hemos obtenido una pequeña victoria", dijo. También agradeció la mediación del presidente surafricano, Nelson Mandela, del rey Fahd de Arabia Saudí y de su heredero, el príncipe Abdalá.

Dejar de ser un paria

"Las sanciones han tenido un efecto: ningún país quiere ser tratado como un paria", dijo Annan. El secretario de la ONU añadió que va a trabajar "para el más rápido restablecimiento de relaciones normales entre Libia y el resto de la comunidad internacional".El compromiso de que los dos acusados sean juzgados en Holanda por un tribunal escocés comenzó a ser posible después de que, el verano pasado, Washington y Londres renunciaran a su deseo de someterles a proceso ante sus propios tribunales. Libia insistía en que sólo entregaría a los dos sospechosos si se les garantizaba un juicio "neutral".

Bill Clinton también expresó ayer su satisfacción por la entrega de Abdel Baset al Megrahi y Al Amín Jalifa Fahima. "Ahora", dijo, "la justicia puede emprender su camino". Estados Unidos y el Reino Unido acusan a los dos libios de colocar la bomba que, el 21 de diciembre de 1988, destruyó un avión de la compañía norteamericana Pan Am en el cielo de Lockerbie (Escocia). La mayoría de los 270 muertos fueron estadounidenses.

Los familiares de las víctimas habían constituido en EEUU un activo grupo de presión que recordaba una y otra vez a la Casa Blanca y al Congreso que todavía nadie había sido juzgado por aquel atentado. Esa presión llevaba a Washington a insistir en aplicar estrictamente las sanciones a Libia.

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