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Gaddafi entrega a Holanda a los dos ciudadanos libios sospechosos del atentado de Lockerbie

Han sido meses de intensas negociaciones y años de discusiones, pero finalmente las autoridades libias entregaron ayer a las escocesas a los principales sospechosos del atentado contra el avión de la Pan American (Pan Am) que se despedazó sobre el cielo de Lockerbie en diciembre de 1988 y causó la muerte de 270 personas. Para asegurar la independencia del juicio, como exigía Trípoli, los Gobiernos de Blair y Gaddafi, bajo los auspicios de Naciones Unidas, negociaron una compleja fórmula jurídica: los dos libios serán juzgados en Holanda, como terreno neutral, pero bajo el sistema legal y con magistrados de Escocia.

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El primer ministro británico, Tony Blair, se mostró muy satisfecho. "Es maravilloso que por fin pueda celebrarse", declaró Blair mientras Robin Cook, su ministro de Asuntos Exteriores, calificaba el momento de "histórico", pues culmina la más vasta investigación criminal británica.Los dos libios, Abdel Baset Ali el Megrahi, de 47 años, y Al Amin Jalifa Fahima, de 43, que siempre han mantenido su inocencia, fueron entregados a representantes de Naciones Unidas en Trípoli, en un acto que presenciaron varios diplomáticos extranjeros. Su aparición era muy esperada ya que ambos han vivido prácticamente recluidos desde que un tribunal escocés los responsabilizó del atentado en noviembre de 1991. Desde entonces, sus declaraciones públicas han sido escasísimas y son muy pocas las fotografías suyas que han circulado durante estos 10 años. Considerados por el FBI (servicios de investigación federal de Estados Unidos) entre los 10 fugitivos más peligrosos del mundo, ambos parecían ayer muy seguros de sí mismos. Poco antes de introducirse en el avión que los transportó a Holanda, los dos, que iban vestidos con trajes de chaqueta occidentales, hicieron signos de victoria ante las cámaras de la televisión pública libia. "Esperamos veros lo más pronto posible porque estamos convencidos de que somos inocentes", declararon.

En el avión de las Fuerzas Aéreas italianas, viajaron acompañados de dos familiares y de sus abogados según explicó Hans Correl, subsecretario general de Naciones Unidas para Asuntos Jurídicos, que vigiló todos los trámites. "La entrega se realizó con gran dignidad de todas las partes", dijo el funcionario, quien aseguró que el viaje se había realizado en un clima distendido en el que incluso se cruzaron bromas entre los acusados y dos miembros del servicio de seguridad que hablaban árabe.

Tres horas y media más después, cuando sobre las cuatro de la tarde, la nave aterrizó en el aeropuerto de Valkenburg, utilizado habitualmente para recibir a los acusados del Tribunal Penal Internacional, Correl entregó los pasaportes de los dos libios a las autoridades holandesas. Los peculiares detalles jurídicos del caso obligaron a un procedimiento especial. Antes de trasladarlos a la base militar de Camp Zeist, el territorio escocés que se ha creado en Holanda, las autoridades británicas tuvieron que solicitar formalmente la extradición de ambos sospechosos.

El recinto, localizado en el centro del país a tan sólo una decenas de kilómetros de Utrecht, sirvió de base para la Fuerza Aérea estadounidense en plena guerra fría y fue abandonada en 1994. Desde entonces era utilizada como sede de la orquesta de la Fuerza Aérea holandesa y alberga un museo de aviación militar. En los últimos días todo ha cambiado y Camp Zeist ha quedado convertido en una verdadera fortaleza militar.

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Poco antes del fin de semana cuando arreciaron los rumores de que ambos sospechosos iban a ser entregados, las autoridades escocesas fueron ultimando los detalles y además de los fiscales, varias decenas de policías y militares escoceses fueron llegando y tomando posiciones. Ayer, a tan sólo unos metros del museo aéreo militar, que recibe decenas de visitantes, una valla flanqueada por policías y militares escoceses, determinaba la frontera de la Escocia holandesa, el lugar donde se va a celebrar el proceso que, según juristas escoceses, se prolongará durante varios meses. Aunque la primera comparecencia ante los jueces tendrá lugar dentro de una semana, el comienzo del juicio podría retrasarse medio año si la defensa pide una prórroga para estudiar detenidamente el caso.

Sin cámaras de televisión

Aunque varias cadenas de televisión británicas y estadounidenses estaban tratando de conseguir los derechos de filmación del último gran juicio del siglo, las autoridades escocesas ya han comunicado que aplicarán el reglamento de su país donde no se permiten las cámaras en los tribunales.En caso de ser condenados, los dos hombres serán encarcelados en la prisión de alta seguridad de Glasgow. El mes pasado Londres había acordado una última concesión: la presencia de observadores de la ONU en la prisión si los dos sospechosos son condenados para garantizar que son bien tratados.

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