Dos valientes y seis mulos
Por la lectura de la ficha puede parecer que en esta corrida inaugural de la temporada barcelonesa no se vio nada digno de relieve. En realidad, no fue así, ya que quien quiso y supo verlo se encontró con el incuestionable mérito de dos valientes y pundonorosos diestros luchando a brazo partido y jugándose el tipo ante un encierro pésimo, formado por seis auténticos mulos. De los nueve toros presentados a reconocimiento por Gabriel Rojas, sólo pasaron tres. De los cuatro de Julio de la Puerta más vale no hablar, pero es justo resumir que, en general, llevaron la cabeza por las nubes, desarrollaron sentido y no pararon de tirar cornadas. Total, un regalito.Lo que sí valió la pena en esta corrida fue el valor y el pundonor demostrado por los dos espadas, que sintieron en todo momento, con auténtica honradez y profesionalidad, el deseo de justificar las esperanzas depositadas en ellos. José Luis Moreno, que se encontró con un primero que tenía movilidad, pero también muy malas intenciones y muy difícil de someter, aguantó el tipo con un recio y seco valor y acabó con prontitud y habilidad. El terciado sobrero no humilló y se vencía por ambos pitones desarrollando sentido, a pesar de lo cual Moreno estuvo decidido con él. El quinto corneó en el peto y también desarrolló pronto sentido, pero Moreno estuvo de nuevo muy valiente, bajando la mano, sin cansarse de estar en la cara del animal y toreando incluso con la mano izquierda. El descabello le privó de un premio mayor.
Rojas / Moreno, Uceda
Tres toros de Gabriel Rojas (uno devuelto), cuatro de Julio de la Puerta (3º, sobrero): desiguales de presencia y de muy poco juego.José Luis Moreno: ovación; silencio; aviso y ovación. José Ignacio Uceda Leal: aplausos; ovación; aplausos. Plaza Monumental, 4 de abril. Un cuarto de entrada.
El impresentable segundo parecía noble, pero pronto desengañó al respetable. Uceda Leal lo muleteó con muy buen aire, templándolo con ambas manos, hasta que la res fue perdiendo gas; acabó de una estocada corta defectuosa. La faena del cuarto, algo le vería, la brindó al público y fue un modelo de pundonor y valor, porque el de Julio de la Puerta tenía media arrancada y buscaba por ambos pitones. La serenidad del diestro ante las dificultades fue muy valorada por el público, que premió a Uceda con una fuerte ovación, recogida desde el tercio, después de un pinchazo y una excelente estocada arriba, metiendo el brazo con estilo y valor. El sexto tampoco humillaba y tuvo muy poco gas, parándose enseguida. Era como un pozo seco de bravura y Uceda todavía pudo extraerle algún muletazo. Tuvo que desistir pronto ante aquella estatua, a la que liquidó de tres pinchazos y un descabello.
Muy poca cosa para lo que esperaba el público de este mano a mano que inauguraba la temporada, pero algo más para el aficionado que tuvo ante sí a dos valerosos diestros luchando contra un imposible ganado.
Babelia
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