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MUJERES

Las abuelas han resultado vitales para el trabajo laboral de la mujer

Toda su vida han sido amas de casa al servicio de los demás. Han educado a sus hijas para desenvolverse en el mercado laboral, pero ellas continúan en la retaguardia. Las abuelas españolas cuidan de sus nietos con la misma dedicación que han prestado a su pareja, a los hijos y, ya de mayores, algunas también a los padres. De esta forma han originado un cambio sociológico sin precedentes en la Unión Europea: las trabajadoras españolas menores de 40 años han accedido en masa al mundo del trabajo en tiempo récord, valoran más que las europeas su profesión -a la que sitúan por encima de la vida familiar- y armonizan mejor el trabajo a tiempo completo con la crianza de los niños. ¿Dónde está el truco?, se han preguntado los sociólogos europeos.La respuesta acaba de ser desvelada en una encuesta que la Universidad Carlos III de Madrid ha elaborado para el Instituto de la Mujer. ¿Qué estrategias siguen las españolas para conciliar vida profesional con familiar? Ésta es la incógnita que trata de resolver el estudio encargado por la directora del Instituto de la Mujer, Concepción Dancausa. El papel insustituible de la abuela materna en el cuidado de los nietos ha sido la respuesta del 90% de las mujeres de familias monoparentales y del 60% de las restantes. Estas abuelas, según la encuesta, recogen a los niños en el colegio y cuidan de ellos hasta que los padres vuelven a casa.

Síndrome del nido vacío

Las abuelas no viven esta función como una carga. Por el contrario, han aumentado sus expectativas de vida y alejado de sus vidas el fantasma de la depresión del síndrome del nido vacío. "Mi hija es enfermera y ha estado trabajando sin parar desde que era jovencita, gracias a que he criado a mis tres nietos", dice Ana Lozano, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) de Cádiz. Esta septuagenaria ha atendido a sus nietos durante 10 años y se siente orgullosa: "He disfrutado y he sido útil a mi hija". Es un sentimiento que comparte la presidenta de la UDP en Galicia, María Luisa Ansorena, quien cuidó a los hijos de sus hijos durante 20 años. Primero, como ama de casa -"llegué a reunir tres cunas en casa", dice-; después, ya viuda, como empleada de una empresa de productos cárnicos. "Era un trabajo muy duro", recuerda, "pero yo nunca falté a casa de mis hijas y mis nueras". Ni Lozano ni Ansorena creen remotamente que su trabajo como canguros de la segunda generación familiar sea algo digno de atención. "Es lo natural", dicen. Es lo que ambas han visto entre las afiliadas a la UDP, medio millar en Cádiz, 7.000 en Galicia."Son las mujeres puente que sostienen tres generaciones: hijos e hijas, nietos y nietas y padres y madres. Y todos esperan de ellas funciones nutrientes activas", señala el informe. Muy útiles, pero también excepcionales. Los sociólogos están convencidos de que el papel de perfecta casada, perfecta madre y abuela, y no menos perfecta hija hacia sus padres ya mayores, se extinguirá con ellas.

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