¿Pero es mejor Prodi que Solana?
¿Quién debe relevar a Jacques Santer al frente de la Comisión Europea? ¿Quien más aprieta, o quien resulta más adecuado para el cargo? La prensa italiana es unánime en su fervor por Romano Prodi, frente a la reticencia alemana y la británica. El ministro español de Exteriores, Abel Matutes, hizo ayer su elogio, quizá por cortesía, quizá por subirse a una ola aún no se sabe si duradera o efímera. Prodi ha pasado una prueba local, el acceso de Italia al euro. Y lleva tarjeta de visita de exprimer ministro. Datos no desdeñables.Pero los dos aderezos que explican su candidatura ponen los pelos de punta. El primero es que su sucesor como jefe de Gobierno, Massimo D"Alema, quiere extrañarlo de Italia, no sea que le arruine las elecciones europeas y le descabalgue. Será un gran motivo para D"Alema, pero no un argumento para la Unión Europea.
El segundo es que Italia está internacionalmente infrarrepresentada. No del todo: ahí está en el G-7 y en el Grupo de Contacto. Y sólo ahora Renato Ruggiero deja la cabecera de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ninguna bagatela. Históricamente, un italiano, Franco Maria Malfatti, ya presidió la Comisión en los años setenta, aunque la dejó gloriosamente plantada a medio mandato para volverse a su Gobierno nacional.
La apuesta de Roma es fuerte. Nunca un Gobierno había candidatado a nadie en público. Pone a sus socios en el disparadero de desairarlo. D"Alema ha tomado así a sus catorce colegas como rehenes. Pésimo síntoma de la crisis moral de esta generación de líderes.
Adicionalmente, Prodi es democristiano, como Santer. Rompe una de las tres condiciones sanamente tradicionales del relevo: socialistas por democristianos; Sur por Norte; país grande por pequeño.
Junto a Prodi figura el español Javier Solana. Quizá el calendario -con Kosovo caliente- no le favorezca, pero los Quince debieran saber que los líderes se demuestran mandando sobre el calendario. Sobre todo, si hasta el más torpe cazador de cerebros debe concluir que ofrece el perfil adecuado. ¿Cuál es el principal nuevo reto de la Unión Europea en el próximo decenio? Ampliarse al Este. ¿Quién ha acreditado ya sobresaliente en esa asignatura? El secretario general que ha llevado a buen puerto la ampliación de la Alianza Atlántica. ¿Quién acumula mayor experiencia en cocinar consensos entre distintos socios?
Javier Solana no es candidato. No puede, responsablemente, presentarse él al puesto, dados sus compromisos en la OTAN, que terminan en diciembre. Pero eso no obsta a que España -que no ha dispuesto de un mal Malfatti que llevarse a la boca- lance la apuesta por él. A unos les tocaría hacerlo sin emular la desfachatez de D"Alema, como al presidente del Gobierno. Pero otros, los ministros, los líderes de la oposición, los tres ex presidentes de Gobierno ¿en qué andan?, ¿por qué callan?. No dispondrán de mejores oportunidades para colocar a un español en Bruselas. O sea: a un europeo nacido en España que exhibe el perfil adecuado para Europa.
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