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EEUU paró una investigación sobre narcotráfico para no implicar al ministro de Defensa mexicano

Juan Jesús Aznárez

El Gobierno mexicano y la Fiscalía General de la República salieron ayer en defensa del ministro de Defensa, general Enrique Cervantes, cuya honorabilidad fue puesta en entredicho por una crónica de The New York Times, fechada en Washington, que le implica en el lavado de 1.500 millones de dólares (unos 230.000 millones de pesetas) supuestamente procedentes del narcotráfico. Según el diario, la administración del presidente Bill Clinton frenó en 1998 las investigaciones encaminadas a comprobar la veracidad de las imputaciones efectuadas contra Cervantes y altos funcionarios mexicanos por un testigo asociado con el narcotráfico, detenido en Estados Unidos.La Cancillería mexicana ha cursado una nota diplomática a Washington en la que pide al Departamento de Estado que corrobore o desmienta las declaraciones de William Gately, ex agente del servicio de Aduanas que dirigió la operación Casablanca, el pasado año, contra el blanqueo de capitales en bancos mexicanos (60 millones de dólares en los casos investigados), a través de lavadores de dinero colombianos a sueldo de los carteles. Gately declaró al autor de la información periodística, que oculta la identidad de quienes efectuaron cargos contra el ministro, que "en lugar de seguir la investigación clandestina hasta que se efectuara la transacción, funcionarios del Gobierno de Clinton ordenaron que se pusiera fin a la operación varias semanas antes de lo programado".

Operación sin permiso

Los resultados de la operación Casablanca fueron dados a conocer en mayo del pasado año y llevaron a una protesta oficial de México contra EEUU porque sus agentes trabajaron en suelo mexicano sin conocimiento de sus autoridades, pese a los convenios bilaterales de colaboración vigentes. Fuentes norteamericanas dijeron en ese momento que la extendida corrupción en los cuerpos policiales mexicanos aconsejó no comunicar ni la preparación, ni el desarrollo de la operación encubierta, concluida con la detención de 16 ejecutivos de banca mexicanos e intermediarios de la mafia, atraídos hasta Las Vegas con engaños, y ahora procesados.

"El general Cervantes juega un papel clave en la ejecución de los inflexibles esfuerzos mexicanos" para combatir el narcotráfico, destaca la nota enviada al Departamento de Estado por la embajada del Gobierno de Zedillo. Y en tanto, un portavoz de la Secretaría (Ministerio) de Defensa calificaba de "mentiras interesadas" todo lo publicado; la Procuraduría General de la República (PGR), la fiscalía general, citaba como "fantasiosa y absurda", la versión publicada por The New York Times, "producto de testimonios de narcotraficantes que actúan con mala fe".

Según el relato difundido en Washington, dos ejecutivos bancarios comunicaron a los agentes norteamericanos encubiertos que el general estaba interesado en lavar dinero: 500 millones de dólares en Nueva York, 500 millones más en Holanda y 150 millones en México. Una hija del jefe castrense mediaría en la operación. Sin embargo, el general Cervantes no tiene ninguna hija. Gately insiste en que la supuesta complicidad del ministro con el narcotráfico "nunca fue investigada ya que la Casa Blanca ordenó que terminara la operación". El ex agente es descalificado por la fiscalía mexicana puesto que "tuvo serias dificultades con sus supervisores y fue investigado por irregularidades administrativas y robo de dinero".

El Gobierno de Clinton también defendió al ministro en entredicho. "Hacemos notar que es común para los narcotraficantes argumentar, en falso, que tienen conexiones de alto nivel con el Gobierno mexicano", dijo James Rubin, portavoz del Departamento de Estado, que negó que se hubiese ordenado detener las investigaciones. "Seguimos trabajando estrechamente con el general Cervantes en la lucha contra el narcotráfico".

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