_
_
_
_

El Gobierno alemán aprueba una nueva ley de nacionalidad más modesta y de compromiso

Pilar Bonet

El Gobierno federal alemán, presidido de forma interina por el vicecanciller y ministro de Exteriores, el verde Joschka Fischer, aprobó ayer un proyecto de ley de ciudadanía descafeinado, que constituye el resultado de un compromiso con los liberales (FDP) y que rebaja sustancialmente las ambiciones iniciales de integrar a varios millones de extranjeros en Alemania durante esta legislatura. El proyecto inicia la modernización del marco legal de ciudadanía en Alemania, que se remonta a 1913 y que está basado en el derecho de sangre (ius sanguinis).

La ley presentada por el Gobierno "complementa" el derecho vigente con el ius soli (derecho basado en el principio territorial), en el que podrán basarse los emigrantes residentes en Alemania para solicitar la nacionalidad. El borrador restringe la doble nacionalidad, que el primer proyecto permitía de forma generalizada.De acuerdo con el nuevo texto, los niños nacidos en Alemania de padres extranjeros recibirán automáticamente la ciudadanía alemana a su nacimiento. Sin embargo, si además son ciudadanos de otro país, antes de cumplir los 23 años deberán elegir entre una ciudadanía u otra. No existirá, pues, una doble ciudadanía generalizada, aunque sí algunas excepciones cortadas a medida para ciertos casos. Estas podrán aplicarse a personas ancianas con dificultades extraordinarias para renunciar a su nacionalidad de origen, también a refugiados y perseguidos políticos reconocidos, a personas que han perdido su anterior nacionalidad de forma inaceptable o en caso de pérdida de ventajas hereditarias de tipo económico o de propiedad. En Alemania viven más de siete millones de extranjeros, más de dos millones de los cuales son de origen turco.

Como en el anterior proyecto, los adultos residentes en Alemania podrán adquirir la nacionalidad tras 8 años de residencia, y no 15 como es el caso actualmente. Los solicitantes deberán hablar el idioma alemán y conocer la Constitución.

"Con esta ley damos una clara señal de que Alemania es un país moderno y abierto al mundo", dijo el ministro Schily. El proyecto es una oferta a todos los extranjeros que residen en Alemania para que se integren en la sociedad, señaló el ministro, según el cual el Ejecutivo no planea más reformas de la ley de ciudadanía en esta legislatura, aunque considera que se debe seguir trabajando para modificar la legislación. A diferencia del SPD, para los verdes, la campaña a favor de la doble nacionalidad sigue siendo un tema en cartera. La oposición demócrata-cristiana quiere presentar su propio proyecto de ley de ciudadanía y no apoyará el del Gobierno. Representantes de esta oposición criticaron el proyecto gubernamental, porque, según ellos, permite "introducir la doble nacionalidad por la puerta trasera".

Poco más de dos meses median desde que el ministro del Interior, el socialdemócrata Otto Schily, presentó el primer borrador el pasado 13 de enero Bonn. Ayer, el ministro, un abogado que procede de las filas de los verdes, volvía a sentarse en la misma sala de conferencias para presentar el segundo borrador. Entre el texto original, que fue facilitado a la prensa en su integridad, y el resumen de los puntos principales del nuevo texto, que le fuera facilitado ayer, la realidad se había encargado de rebajar las expectativas de la coalición gubernamental y los límites de lo posible se habían estrechado.

Entre un texto y otro media, sobre todo, la campaña de firmas en contra de la doble nacionalidad, que fue organizada por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Social-Cristiana de Baviera. La iniciativa, que excitó los temores de la población al paro y los extranjeros, fue un triunfo de la nueva oposición (los socios del viejo gobierno de Helmut Kohl con excepción de los liberales), que se impuso en las elecciones en el land (Estado Federado) de Hesse el pasado 7 de febrero.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Marcha atrás

La coalición gubernamental se vio obligada así inesperadamente a dar marcha atrás y a rectificar el borrador inicial, porque, a raíz de las elecciones de Hesse, el SPD perdió la mayoría que tenía en el Bundesrat (la Cámara regional del Parlamento). Los partidos del Gobierno, divididos entre sí sobre los recortes a aceptar en uno de los proyectos bandera del Gobierno, han tenido que concertar el nuevo borrador con los liberales, que, conscientes de su posición de fuerza, han sido muy intransigentes en las negociaciones. Los últimos toques del proyecto, que algunos consideran como una claudicación, concluyeron la semana pasada en plena agitación causada por el cese de Lafontaine. El Gobierno presentará el proyecto el próximo viernes en el Parlamento, y Schily cree que la ley podrá entrar en vigor el 1 de enero del año 2000. Estas fechas retrasan los proyectos originales del Gobierno, que quería aprobar la ley antes del 30 de junio y promulgarla el próximo otoño.

"La modernización del derecho de ciudanía anticuado es uno de los proyectos centrales de este Gobierno", dijo ayer Schily, que se mostró convencido de obtener una amplia mayoría en el Bundestag y en el Bundesrat, así como el apoyo de la población.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_