Milosevic sigue firme en su rechazo a las tropas internacionales en Kosovo
A seis días de la fecha fijada para reactivar las conversaciones de Rambouillet, la guerrilla proalbanesa del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) parece haber aceptado las condiciones del plan de paz. Así lo anunció ayer un portavoz del negociador de EE UU, Chris Hill. Mientras tanto, el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, volvía a dejar claro, esta vez ante Alemania, que no aceptará la presencia de tropas internacionales en Kosovo.
El día 15 deberán volver a la mesa de negociación serbios y albanokosovares. Aunque la posición de Belgrado no ha variado ni un ápice desde la primera ronda de conversaciones, el ELK se ha distanciado para mostrar su voluntad de firmar un acuerdo de paz. "El Estado Mayor del ELK ha pedido al embajador Hill que comunique a la secretaria de Estado [Madeleine] Albright que ha aprobado los acuerdos de Rambouillet y ha autorizado su firma", afirmó Phil Reeker, portavoz del negociador estadounidense. El Departamento de Estado, sin embargo, recibió con frialdad este anuncio. Los propios dirigentes de la guerrilla precisaron más tarde que han exigido "el cese de todas las operaciones militares serbias" en Kosovo antes de firmar el acuerdo.
Milosevic insistió ayer en su rechazo a un despliegue militar internacional en su territorio. Así se lo dijo al ministro alemán de Exteriores, Joschka Fisher, al que también le explicó que la palabra independencia no figura en el diccionario serbio sobre Kosovo. Ayer, en Belgrado, Fisher mantuvo "conversaciones duras" con el presidente yugoslavo, de quien obtuvo la misma respuesta de siempre: "Milosevic sigue rechazando el despliegue de tropas [de la Alianza Atlántica] en Kosovo". La comunidad internacional también volvió a dejar claro que ese punto no es negociable. Javier Solana, secretario general de la OTAN, dijo en París que el mecanismo de verificación del eventual acuerdo entre serbios y albanokosovares es "fundamental". "Sin el despliegue de fuerzas sobre el terreno, los acuerdos no serán llevados a la práctica. Tenemos mucha experiencia histórica".
El primer ministro británico, Tony Blair, fue ayer más contundente al asegurar que no permitirá que la guerra devaste Kosovo mientras Europa se mantiene a la expectativa. Para Blair, la fuerza internacional es "un elemento indispensable".
Dentro del mecanismo de presión a Serbia, el ex enviado estadounidense para los Balcanes Richard Holbrooke viajará mañana a Belgrado para entrevistarse con Milosevic.
Entretanto, ayer se intensificaron los combates en el sur de Kosovo. Los enfrentamientos, según los verificadores internacionales, comenzaron por la mañana en cuatro pueblos cercanos a la frontera con Macedonia.
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