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La nueva cúpula de la Iglesia se estrena con una crítica a las campañas de prevención antisida

Carles recomienda "abstinencia" o "fidelidad a una pareja no contaminada" en lugar de condones

La nueva cúpula de la Iglesia española no ha tardado en dar la razón a quienes la calificaron de conservadora. En su carta pastoral del próximo domingo, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, considera que las campañas de prevención del sida, que aconsejan el uso de preservativos, son "una banalización de la ética sexual" y recomienda "la castidad" o "la fidelidad a una pareja no contaminada" como forma segura de evitar la enfermedad. El Comité Ciudadano Antisida cree que Carles "no está en contacto con la realidad sexual del país".

Carles arremete contra el uso de preservativos, eje central, precisamente, de la última campaña de prevención contra el sida lanzada por un Gobierno del PP. Fue la Comunidad de Madrid, que escogió el eslogan Si te lías, úsalo para hacer llegar su mensaje a los jóvenes. El propio Ministerio de Sanidad recomienda en su página de Internet: "Use preservativos en las relaciones sexuales con parejas ocasionales". La razón es muy clara: en los últimos años ha aumentado el contagio de sida por relaciones heterosexuales.El arzobispo de Barcelona cita en su pastoral al de Madrid, Antonio María Rouco Varela, recién elegido presidente de los obispos españoles, quien a principios de este año descalificó la campaña de la Comunidad de Madrid con los mismos argumentos que ahora utiliza Carles. El vicepresidente de la Conferencia Episcopal recomienda como forma más segura para prevenir la enfermedad "la abstención y la fidelidad a una pareja no contaminada". El arzobispo de Barcelona recuerda que Rouco ya lamentó, a principios de año, "que una vez más se impulsase, en los grandes medios de comunicación social y en los centros educativos, una campaña de prevención contra el sida promovida por las administraciones públicas".

"Se pregunta el cardenal Rouco" -escribe Carles- "si el Estado, en una campaña de estas características, dirigida preferentemente a los menores de edad, puede orientarla en una sola dirección ética, de la que lo más suave que se puede decir es que se manifiesta abiertamente unilateral e incompleta, y, por lo tanto, lesiva de los derechos y de los legítimos intereses de los ciudadanos".

El arzobispo de Barcelona critica que el Estado, en este tipo de campañas, "se permita inducir juicios de valor y comportamientos en los niños y jóvenes", y reprocha a los poderes públicos que se amparen "en el supuesto, tan débil y engañoso, que sólo en la práctica de lo que se llama sexo seguro, por medio del uso del preservativo, podrán evitar el contagio del sida".

El cardenal Carles se pregunta en su carta dominical por qué razón en estas campañas "nunca se avisa a los jóvenes de la posibilidad de que falle el sistema y de la posibilidad de contagio por el porcentaje de este método, porcentaje no despreciable, en opinión de algunos expertos". Y concluye: "¿Por qué no se les dice que la mejor y más segura forma de no contagio es la abstención o la fidelidad a una pareja no contaminada?".

Las propuestas que se han de incentivar en los jóvenes, según el arzobispo de Barcelona, son el "respeto al otro, autocontrol, tomarse en serio el sexo y practicar la castidad". Para el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, "la cultura juvenil resultante a no muy largo plazo, de sexualidad precoz, generalizada y amoral, crea el mejor caldo de cultivo para la propagación incontenible de la terrible enfermedad que pretendidamente se quiere combatir". El arzobispo de Barcelona ha mantenido siempre una postura muy beligerante en los temas relacionados con la moral sexual.

La pastoral de Carles no fue recibida entre los grupos que se dedican a combatir la enfermedad: "Hace más mal que bien. Una cosa es dedicarse a prevenir el sida por la vía sexual y otra dedicarse a prevenir el sexo usando el sida. Esto último es lo que hacen las autoridades de la Iglesia", denunció el presidente de la Fundación Antisida de España, José Torres Ibáñez. "Esas personas anteponen su autocontrol moral a la salud de alguien, y eso es un delito sanitario", añadió.

Visión parcial

Marilín Vicente, del Comité Ciudadano contra el Sida, de Barcelona, consideró que la visión de Carles "es muy parcial". En su opinión, "dar como única opción la abstinencia es contrapreventivo". Y añadió: "Nosotros, en todos los trabajos con adolescentes, también hablamos de la abstinencia, pero como una opción libre, no impuesta. Los adolescentes practican el sexo, y tenemos que ofrecerles la opción más segura, que es la del preservativo".Para Vicente, Carles "no está en contacto con la realidad". "Los que estamos en contacto con la realidad sexual del país, en la que la media de iniciación sexual es de 16-17 años, sabemos que los jóvenes toman muchos riesgos, tienden a no usar el preservativo y disponen de escasa información sobre higiene sexual".

Jordi Petit, de la Coordinadora Gay-Lesbiana, cree que, con estas manifestaciones, "la jerarquía de la Iglesia atenta contra la vida". Las opiniones de Carles, asegura, "son contrarias a los criterios de la Organización Mundial de la Salud".

A estas críticas se unió ayer la Secretaría de la Mujer del PSOE que calificó la carta del arzobispo de "atentado a los derechos, a la salud de las personas y una grave intromisión en la vida privada de mujeres y hombres".

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