De Bilbao a Segovia
La exposición De Picasso a Bacon, con 69 obras procedentes del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Segovia Esteban Vicente hasta el próximo 20 de abril, está contando con una extraordinaria acogida de público. Ha sobrepasado los 5.000 visitantes en menos de un mes. Se trata de un recorrido por las distintas manifestaciones del arte del siglo XX donde se conjugan obras de artistas españoles, vascos y los del entorno donde se formaron ambos, como Robert Delaunay, José Gutiérrez Solana, Antoni Tàpies, Francis Bacon, Pablo Gargallo, Jorge Oteiza, Eduardo Chillida, Paul Cézanne, Pablo Picasso, Marcel Duchamp, Bores, Óscar Kokoschka y Joseph Beuys, entre otros. Nunca había salido un conjunto tan amplio de los fondos del Museo de Bellas Artes de Bilbao, de cuya inauguración se cumple este año el 75º aniversario, y tampoco volverá a salir, según ha reconocido su director, Miguel Zugaza. Las instituciones de Bilbao y Segovia han aprovechado la oportunidad que supone el cierre parcial de la pinacoteca bilbaína por obras de rehabilitación y ampliación, para llevar a la pequeña capital castellana lo más representativo de las 1.500 obras del conjunto de arte moderno con que cuenta, a través de una cuidada selección que se concibe como un discurso histórico, aunque con una visión muy personal, y una guía didáctica. En menor número, sólo habían salido obras a Budapest, hace dos años, a una muestra sobre pintura española y anteriormente a varias ciudades italianas. El arte ha unido a dos pueblos, con un lenguaje que traspasa fronteras, incluso ha embarcado en el mismo proyecto a dos entidades que compiten en el mercado financiero, como son Caja Segovia y la Fundación Caja Madrid, que patrocinan la muestra con una cifra próxima a los 20 millones de pesetas. Para la directora del Museo Esteban Vicente, Ana Martínez de Aguilar, Segovia ha contribuido a centrar la atención sobre un aspecto muy concreto del Museo de Bellas Artes de Bilbao, ayudando a ponerlo en valor, como son una serie de grandes obras maestras, unidas por primera vez para contemplar una primera aproximación a lo que ha sido la evolución de las distintas manifestaciones del siglo XX y cómo se han destilado en España con una personalidad propia. A su juicio, "este tipo de intercambios son enormemente enriquecedores de manera recíproca y estimulan el contacto entre distintos ámbitos de actuación lejanos". Según Martínez de Aguilar, la cifra de visitantes, a una media de 200 personas diarias, "es muy esperanzadora, ya que si se compara con otros museos de Madrid o con el fenómeno Guggenheim, con los que no tiene nada que ver, es muy equiparable con cualquier institución cultural de prestigio de otros puntos de España (...) esta exposición es un espaldarazo a las salas que acabamos de inaugurar y está consiguiendo atraer al tipo de gente interesada en el arte y el desarrollo de la sensibilidad". Parte de lo que fuera el palacio de Enrique IV de Castilla, construido a mediados del siglo XV, ahora dedicado a museo por la Diputación Provincial de Segovia, que acoge una donación de 148 obras realizada por Esteban Vicente (Turégano, 1903) -uno de los artistas más representativos del expresionismo abstracto americano- exhibe ahora notables ejemplos de grandes artistas internacionales del siglo XX. La exposición se inicia con El gran profeta de Pablo Gargallo y tiene una representación escultórica, diseminada en las distintas salas, con piezas de Alberto Sánchez, Angel Ferránt, Eduardo Chillida y Jorge Oteiza. En la primera sala están colocadas obras de Cézanne y Picasso, como símbolos del cubismo, junto a pintores extranjeros que tuvieron una especial relación con España y otros cubistas españoles, como Robert Delaunay, Jean Metzinger, Henri Hayden, María Gutiérrez Blanchard, Daniel Vázquez Díaz y Aurelio Arteta. Saliendo de esta sala se ha hecho una capilla especial para el cuadro Las mujeres de la vida, de José Gutiérrez Solana, que por su gran personalidad necesita estar aislado, situándose enfrente un cuadro de Giuseppe Cesetti, que es una visión contrapuesta. La segunda sala está destinada básicamente a los artistas vascos en su proceso de asimilación a las primeras vanguardias, con obras de Juan de Echevarría, Francisco Iturrino, Julián de Tellaeche y José María Ucelay. También se encuentra La máscara de hombre, realizada por Francisco Durrio, uno de los responsables de la introducción del modernismo en España y del inicio de las compras de obras que vienen de París. Siguiendo con el surrealismo aparecen Nicolás de Lekuona, un gran retrato del pintor Díaz Caneja realizado por Jesús Olasagasti, un cuadro de Óscar Domínguez y, en el pasillo, obras de Óskar Kokoschka y Fernand Leger. En la sala tercera hay importantes artistas de lo que se ha llamado Escuela de París, como Francisco Bores, Hernando Viñes, Luis Fernández y la influencia del constructivismo representada por Torres García, con un retrato de Unamuno, y un cuadro muy refinado de Massimo Campligi. También se puede encontrar una representación del paisaje castellano a través de la Escuela de Vallecas con Benjamín Palencia, Ortega Muñoz, Eduardo Vicente y Díaz Caneja. La sala cuarta presenta un enfrentamiento a partir de los años cincuenta entre la abstracción y el informalismo español con lo que se está produciendo en el mundo, tanto en el expresionismo como en figuración. Aquí hay obras de Antoni Tàpies, Manuel Millares, Pablo Palazuelo y del vasco Rafael Ruiz Balerdi, junto a la de los extranjeros María Helena Vieria da Silva, Bram Van Velde y Francis Bacon. En los pasillos se concentran obras sobre papel, con representantes de distintas escuelas, desde los años sesenta, como Robert Motherwell, Larry Rivers, Markus Lüpertz, Joseph Beuys y Twombly. La planta alta se ha dejado con una representación significativa del pintor Esteban Vicente. "En justa reciprocidad", de acuerdo con Martínez de Aguilar, una vez concluidas las obras, el Museo de Bellas Artes de Bilbao acogerá una muestra de la obra de este pintor estrechamente ligado a la Generación del 27 o a la Escuela de Nueva York. Durante la inauguración de la muestra De Picasso a Bacon, el pasado 20 de enero, las consejeras de Cultura de la Junta de Castilla y León, Josefa Fernández Arufe, y del Gobierno vasco, Mari Carmen Garmendia, firmaron en el libro de honor del museo, inaugurado el 28 de abril del año pasado. Una dedicatoria conjunta de ambas consejeras expresa la filosofía del proyecto: "Todo lo que estamos contemplando es un ejemplo de respeto, belleza, equilibrio y de una intimidad llena de serenidad y sobriedad muy castellana y muy vasca".
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