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Chillida: "Tindaya está parado por una pandilla de incultos"

Maribel Marín Yarza

El escultor vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924) no ocultó ayer su hastío por los obstáculos que está encontrando en el camino su proyecto más ambicioso, el monumento en la montaña del Tindaya en Fuerteventura. "Tindaya está parado", dijo, "porque una pandilla de gamberros e incultos que no saben una palabra de arte están todo el día metiéndose con este proyecto, no se sabe por qué". Pero su cansancio, las dificultades con las que ha debido lidiar durante años, no le hacen desistir en su empeño de continuar luchando por el proyecto. Confía en que salga adelante. "Tindaya se hará aunque tal vez yo no lo vea", recalcó durante la presentación del logotipo que ha realizado para los cursos de verano de la UPV.Chillida, poco dado a las declaraciones, no quiso precisar más detalles sobre el punto en que se encuentran las negociaciones para construir el cubo horadado dentro de la montaña. En todo caso, parece inminente la firma del acuerdo entre el escultor y el Gobierno canario, que depende de que éste acepte por escrito las condiciones impuestas por el artista.

Sin especulación

Chillida ya lo ha advertido en más de una ocasión y ahora se lo exige al Gobierno canario: quiere garantías de que el entorno natural que le cautivó no sea pasto de operaciones especulativas. El artista no quiere construcciones de edificios, ni hoteles ni urbanizaciones o aparcamientos que alteren el espíritu de su obra, en un paraje donde existe una inmensa pradera y un acantilado. Pero no sólo en el presente. Ha impuesto también al Ejecutivo insular que garantice a sus herederos que el día de mañana no se adulterará el uso de este espacio.

La dirección técnica del Tindaya, cuyo coste alcanza los 8.500 millones de pesetas, correrá a cargo del ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez. Es un monumento nacido desde y para la naturaleza, según ha manifestado Chillida en diferentes ocasiones. El hueco que se abrirá en la montaña medirá 505050 metros. Promete conseguir que quien penetre en su interior "se sienta pequeño" en la inmensidad del lugar, que se dé cuenta "de que es hermano de todos los hombres".

El proyecto de Chillida ha topado con toda clase de obstáculos de distintos sectores -entre ellos los ecologistas-, que entienden que dañará un importante paraje natural. En este entorno se han encontrado 213 grabados rupestres distribuidos en 57 paneles y otras 29 siluetas.

El escultor, de 75 años, está convencido de que el proyecto saldrá adelante, a pesar de sus "enemigos". E insistió en que se hará: "No hace falta que esté yo, porque es muy sencillo". Añadió que muchos de sus proyectos han sido polémicos, "pero al final se han hecho". Por el momento, sólo cabe esperar a que el Gobierno canario y el artista donostiarra alcancen el acuerdo para dar luz verde a la obra.

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