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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La batalla transgénica

LOS INTERSES comerciales han prevalecido sobre cualesquiera otros y, tras años de preparación y diez días de intensas negociaciones, en Cartagena de Indias no se ha conseguido sacar adelante un protocolo de bioseguridad que regule el comercio de los alimentos transgénicos, aquellos cuya carga genética ha sido modificada para protegerles contra enfermedades, plagas, productos químicos o condiciones ambientales adversas. Frente a esos beneficios, estos productos pueden tener efectos contraproducentes. Especialmente en su impacto sobre las especies naturales y sobre las agriculturas autóctonas, enfrentadas a las foráneas desde el punto de vista biológico, y desde el social y económico, al comprometer los cultivos tradicionales. La ONU, que convocaba la conferencia, ha decidido posponer el debate hasta el año próximo.En Colombia se han enfrentado dos bloques. El minoritario y vencedor, encabezado por EE UU (con Canadá, Argentina, Australia, Chile y Uruguay), que agrupa a los principales exportadores de alimentos transgénicos, y otro en el que figuraban los países del Tercer Mundo y la Unión Europea. Los primeros se han acogido al libre comercio para oponerse a todo tipo de control en las fronteras, manteniéndose inflexibles en sus posiciones. Los segundos han argumentado en vano que la importancia del envite justificaría una actitud de mayor precaución. En España, por ejemplo, se han multiplicado las importaciones de maíz y soja modificados.

Han ganado la batalla los defensores del comercio sin barreras, precisamente quienes más han desarrollado la modificación genética en la alimentación y controlan el 90% de un mercado en auge. La ruptura de Colombia es grave porque, tras seis intentos, sigue sin acordarse un protocolo para el tráfico internacional de organismos vivos modificados. También porque siguen circulando sin el control que por sus especiales características requieren unos productos que, si bien anticipan una revolución agropecuaria, nos son todavía demasiado desconocidos.

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