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La ONU alerta sobre el aumento mundial del consumo de hachís y "drogas de receta"

Crecen las prescripciones de calmantes en Europa y las de estimulantes en Estados Unidos

Javier Sampedro

Los expertos de la ONU que componen la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes están razonablemente satisfechos con los resultados de la represión mundial del tráfico y el consumo de las drogas duras tradicionales, y este año han desplazado su punto de mira a un lugar que rara vez aparece en las fichas policiales: la consulta del médico. Según la ONU, en los países industrializados se recetan calmantes y estimulantes en una cantidad tal que difícilmente puede justificarse por su uso terapéutico. El aumento del consumo de hachís en todo el mundo es otro punto destacado.

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En su informe de este año, presentado ayer simultáneamente en 30 países, la junta de estupefacientes de la ONU conmina a las autoridades sanitarias nacionales a "aplicar medidas de fiscalización de drogas" y a imponer "sistemas adecuados de expedición de recetas" y distribución de fármacos psicoactivos.Muchos países, según los expertos de la ONU, tienen una escasa capacidad para evaluar el grado de uso indebido y dependencia asociado a los nuevos fármacos. Por esta razón, recomiendan que los países en desarrollo copien los requisitos para la autorización de drogas de los países más avanzados, y se hagan asesorar por ellos sobre las formas de seguimiento de sus usuarios. Pero el problema dista mucho de restringirse a los países con sistemas sanitarios deficientes. Por ejemplo, el consumo diario de morfina, codeína y otros derivados opiáceos de uso terapéutico es casi 100 veces mayor en el mundo industrializado que en los países en vías de desarrollo (17.450 frente a 184 dosis diarias por millón de habitantes). La situación es similar con otras drogas de receta.

Situaciones graves

El elevado consumo per cápita de muchas de estas sustancias en los países industrializados hace pensar a los expertos que se están dando "situaciones graves de uso indebido de drogas a pesar de las legislaciones que limitan su consumo a fines terapéuticos y científicos".

Un dato revelador a este respecto es que la gran mayoría de las sustancias psicoactivas recetadas y consumidas en Estados Unidos son estimulantes, como las anfetaminas, mientras que en Europa predominan con claridad los calmantes y los fármacos contra el estrés, tales como las benzodiacepinas. Una diferencia de ese estilo es difícil de explicar por criterios médicos o científicos.

Además, el problema que destacan los expertos acerca del uso de drogas de receta en el Tercer Mundo no es su excesiva prescripción, sino todo lo contrario: la deficiente atención médica en esos países impide que mucha gente pueda obtener los medicamentos que necesitan por el cauce legal, lo que ha dado lugar a la proliferación de mercados paralelos ilegales.

Los expertos concluyen que las drogas de utilidad médica -pero que también son susceptibles de usos abusivos- como los opiáceos, los estupefacientes y los psicotrópicos se recetan en exceso en los países ricos, y demasiado poco en los países en vías de desarrollo.

Los expertos de la ONU también alertan este año sobre el crecimiento del consumo de hachís en todo el mundo, una circunstancia que achacan en parte a las campañas de los grupos favorables a la legalización de esta sustancia. El delegado español del Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles, que presentó ayer el informe en Madrid, señaló sobre esa cuestión: "Hay una estrategia intencionada de los grupos pro-legalización para confundir los usos abusivos de cannabis con sus utilizaciones terapéuticas, que además no están todavía demostradas científicamente. Es importante distinguir claramente esos dos aspectos para no confundir a los usuarios".

Según Robles, el hachís es ya la droga ilegal más consumida por los jóvenes en España y en el resto de los países occidentales. El delegado del Plan Nacional sobre Drogas se mostró indignado por las informaciones que destacan las virtudes terapéuticas del cannabis, y aseguró que han provocado que muchos jóvenes consideren inocua esa sustancia, lo que, según él, es un error.

Robles también destacó que el perfil del consumidor de drogas ha cambiado desde la marginalidad típica de muchos adictos a la heroína a una cierta normalización social. Los actuales consumidores de cocaína, hachís o pastillas no son inmediatamente conscientes de su deterioro. Los daños sólo suelen revelarse tras años de consumo.

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