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Cultura ayudará a restaurar la casa-palacio cubana donde Lorca escribió "El público"

La consejera de Cultura, Carmen Calvo, y el presidente del Instituto Cubano del Libro, Omar González, firmarán hoy un protocolo por el que ambas instituciones se comprometen, entre otros asuntos, a colaborar en la restauración y equipamiento de la casa-palacio de la poetisa Dulce María Loynaz como futura sede de la Academia Cubana de la Lengua. Dulce María Loynaz fue galardonada en 1992 con el Premio Cervantes. La casa de la escritora, que se ubica en El Vedado, un barrio histórico de La Habana, es famosa porque Federico García Lorca escribió o corrigió en ella su drama El público. El objetivo principal de este protocolo es la creación de un cauce que fomente la cooperación entre Andalucía y Cuba en materia cultural. Con este propósito, se especifica en el texto la necesidad de actuar de forma conjunta sobre todo aquello que ambas partes consideren de su interés, y siempre que exista en tales casos una posibilidad de intercambio sociocultural. Carmen Calvo y Omar González presentarán hoy el primer fruto de esta colaboracion, las ediciones de los libros de Federico García Lorca Yerma y Son, con reproducciones de los manuscritos originales, a cargo de la Consejería de Cultura y el Instituto Cubano del Libro. Loynaz pertenece a una generación que dio nombres de relieve en la literatura, como el poeta Nicolás Guillén y el novelista Alejo Carpentier, autor de El siglo de las luces y también Premio Cervantes. Loynaz muestra una voz neorromántica en obras como Juegos de agua, Versos y Poemas sin nombre. Con todo, parte de la fama de la escritora cubana viene de su relación con Federico García Lorca. La familia Loynaz -una estirpe de la burguesía liberal cubana cuyos orígenes se pierden en el País Vasco y a la que la revolución afectó de forma considerable- ofició de anfitriona del poeta granadino durante su visita a La Habana en 1930. Un amigo que enloqueció Los Loynaz vivían en una casa-palacio con un jardín insólito. Los hermanos Loynaz -Flor, Enrique, Carlos Manuel y Dulce María- agasajaron al poeta. La mezcla de decadencia y extravagancia de aquella familia fascinó a Lorca, que intimó, sobre todo, con Flor y Carlos Manuel. Lorca escribió o corrigió en aquella casa parte de El público. Al dejar La Habana, Lorca regaló a Carlos Manuel Loynaz un borrador de este drama. Pero éste enloqueció años más tarde y en uno de sus raptos de demencia quemó el valioso regalo.

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