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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mi abuela

Mi abuela no es Mar Flores, y no será que su palmito no lo vale, que a sus 86 años pesa 41 kilitos, y eso que tiene debilidad por el "tocino de veta". Sin embargo, el pasado 29 de enero, V. L. L., mi abuela, tuvo la desgracia de sufrir una rotura de cadera, y tras esperar dos horas y media una ambulancia que la trasladara a urgencias del hospital Ramón y Cajal, le ensartaron la rodilla en un taladro (con el fin de inmovilizar la cadera) y tuvo que esperar cuatro horas (ya son las dos de la madrugada) para poder ingresar (es que mi abuela no es Mar Flores), y además, dice el especialista que hay que colocarle una prótesis, "cosa de poco", a pesar de lo cual, ella mantiene su ánimo y nos dice que en cuanto le pongan el "clavo ese", vuelve a sus paseos con sus amigas y a merendar su chocolate con churros.Pues bien, 15 días después de estar totalmente inmóvil, boca arriba, con incipientes heridas en la piel y con un menú a base de calmantes para los dolores, tras sendas quejas de la familia por su evidente deterioro a los empleados de Atención al Paciente, a la enfermera jefe, a la geriatra, al supervisor del control A de la tercera planta y al invisible doctor que programa las operaciones (imposible conocerle), logramos que el día 11 de febrero la operaran (duración de la operación: una hora con anestesia epidural incluida), y al salir del quirófano, nos dice el que suponemos que la ha operado: "¡Esto es increíble, esta señora está al borde de la neumonía! ¿Cómo la han dejado ustedes llegar a este estado?" (por el bulto que se veía debajo de la mascarilla de oxígeno y la sábana, aparentaba unos 33 kilos).

Nos han devuelto una sombra de la mujer que ingresamos. Ahora bien, debo reconocer que es un método ideal para reducir los gastos de la Seguridad Social y las listas de espera: ¿que ingresa un abuelito en urgencias? Pues nada, le sometes a una tortura durante 15 o 20 días, le aparcas y, con un poco de suerte... habitación libre, sin operación ni rehabilitación. Felicito al Gobierno por este logro para la economía del país, al ministro de Sanidad y al gerente del hospital Ramón y Cajal, si bien pido disculpas por haber ocasionado tantos gastos, ya que mi abuela ha sobrevivido a esta terapia, y es que no hay nada como el "tocino de veta".-

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