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Rusia olvida a los soldados que hace 10 años perdieron Afganistán

Diez años atrás, los últimos soldados soviéticos abandonaron Afganistán después de una guerra que duró poco más de nueve años y que costó al Kremlin 15.000 vidas. Pero las víctimas fueron muchas más: esa guerra dejó decenas de miles de heridos y cientos de miles de personas con problemas psíquicos. Los 800.000 veteranos de la guerra de Afganistán fueron prácticamente abandonados a su suerte después de la desintegración de la URSS, y en su lucha por sobrevivir, muchos acabaron en grupos criminales y mafiosos.Hace poco más de 19 años, el Kremlin envió los primeros 80.000 soldados a Afganistán para apoyar al régimen marxista; nueve años más tarde, el general Borís Grómov, hoy diputado de la Duma estatal, cruzó el puente fronterizo completando la retirada de las tropas soviéticas. Atrás quedaban un millón de afganos muertos y 15.000 compañeros de armas, y por delante, la tragedia de decenas de miles de soldados que no se pudieron adaptar a la vida pacífica por estar mutilados, físicamente unos y psíquicamente otros. La situación la resume Borís Zhdánov, un veterano de esa guerra: "Quizá la glásnost era buena, pero cuando nosotros regresamos a casa, el resultado fue que nos trataban como a criminales, como si hubiéramos sido nosotros los que comenzamos la guerra. Y cuando pedíamos ayuda a las instituciones, la respuesta más suave era "Nosotros no os enviamos allí".

Una lección no aprendida

La amargura de estos veteranos aumenta al ver que esa guerra no sirvió de lección para los dirigentes del país. "La guerra de Afganistán no enseñó nada a las personas que se encuentran en lo alto del poder; si el presidente Borís Yeltsin se hubiera acordado de ese conflicto, no hubiera comenzado la guerra en Chechenia", opina Grómov. El ex comandante del 40º Ejército Ruso que combatía en Afganistán considera que Rusia es culpable de la guerra civil que estalló en ese país después de la retirada de las tropas rusas y también de la sangre derramada en Tayikistán.

Muchos de los políticos de hoy pasaron por Afganistán en los tiempos de la intervención soviética: baste decir que el actual primer ministro, Yevgueni Primakov, estuvo en comisión de servicios en Kabul en 1988. Entre los actuales gobernadores hay por lo menos dos veteranos de Afganistán: el ex vicepresidente de Rusia Alexandr Rutskói, hoy dirigente máximo de la provincia de Kursk, y Alexandr Lébed gobierna la siberiana región de Krasnoyarsk.

El fantasma de Afganistán continúa persiguiendo a los rusos, que temen que los talibán conquisten todo el país y que continúen avanzando y se apoderen de Turkmenistán, Tayikistán y quizá también de Uzbekistán, lo que les convertiría en una seria amenaza para la estabilidad de Rusia.

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