_
_
_
_
_

Un hospital de Bristol extrajo sin permiso órganos de bebés muertos

Isabel Ferrer

Un grupo de padres que perdieron a sus hijos tras ser intervenidos del corazón en el Real Hospital de Bristol entre 1983 y 1995, aseguraron ayer que la dirección del mismo extrajo, sin su consentimiento, cerca de 200 órganos y tejidos de los pequeños cadáveres para la investigación. El centro, cuyo prestigio salió malparado tras la exclusión del Colegio de Médicos de dos de los cardiólogos encargados de las operaciones, reconoció los hechos denunciados por los padres y aseguró que se trata de una práctica habitual en los centros del Reino Unido.

La asociación que rige el hospital, perteneciente a la red sanitaria pública, ha dicho también que habló con las familias de un asunto calificado anoche por sus responsables de "muy delicado".

Las familias de los bebés fallecidos, sin embargo, mantienen que nadie les informó de la posibilidad de donar los órganos a los propios médicos para sus investigaciones. El grupo de apoyo formado por los padres de 29 de los niños muertos en el quirófano hizo saber ayer a través de un portavoz que no salían de su asombro. "Están desolados y horrorizados por no haber sido consultados de algo tan íntimo", declaró dicho portavoz.

James Wisheart, de 60 años, y Janardan Dhasmana, de 58, los dos especialistas apartados de la profesión por incompetentes, "ejecutaron delicadas operaciones careciendo de la destreza necesaria y poniendo en peligro la vida de los niños", según afirmó en 1998 el Consejo General de la Medicina del Reino Unido.

29 diminutos ataúdes

Durante meses, ambos desoyeron las quejas de sus colegas. Uno de ellos, el anestesista Stephen Bolsin, acabó compilando un informe utilizado luego durante las evaluaciones hospitalarias internas para comparar los pésimos resultados obtenidos en Bristol. Los 29 menores fallecidos fueron el saldo de 53 intervenciones a corazón abierto.Durante las sesiones de la investigación efectuada en Londres por el Consejo médico, los padres estuvieron de guardia a las puertas del centro. A las pancartas pidiendo la expulsión de los dos cirujanos añadieron 29 diminutos ataúdes negros con una cruz blanca. Alineados en la acera, tanto Wisheart como Dhasmana debieron sortearlos para acceder al interior del edificio que alberga el órgano rector de su profesión. John Roylance, el gerente que les permitió operar, fue hallado a su vez responsable de negligencia. La noticia de la extracción de los órganos, un acto clandestino según las familias, ha sido desvelada poco antes del inicio de la investigación exigida por éstas y autorizada por el ministerio de Sanidad. La misma está prevista para el 16 de marzo. Los casos a debate son 53, los mismos estudiados a título particular por el Consejo médico. A los 29 niños fallecidos hay que añadir otros cuatro que sobrevivieron con graves secuelas neurológicas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_