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Clinton opta en sus presupuestos por reducir la deuda pública en vez de bajar los impuestos

Estados Unidos acabará el siglo XX con el superávit más grande de su historia, 117.000 millones de dólares (93.600 millones de euros, 15,57 billones de pesetas), según el presupuesto presentado ayer por el presidente Bill Clinton para el año 2000. El proyecto prevé un alza del 2,3% del gasto público, hasta 1,77 billones de dólares para el año fiscal citado, que comienza el próximo 1 de octubre. Clinton adelantó que el superávit se dedicará a asegurar el funcionamiento de la seguridad social y del Medicare (asistencia sanitaria a ancianos) y reducir deuda pública. Descartó, por ello, reducir los impuestos.

El presidente Clinton hizo ayer un llamamiento a la oposición republicana para que los actuales gobernantes puedan "cumplir su responsabilidad" y las generaciones del siglo XXI "no tengan que soportar el lastre de las cuentas pendientes del siglo XX". La presentación del programa presupuestario elaborado por la Casa Blanca constituye el primer paso en las negociaciones que mantienen anualmente entre republicanos y demócratas acerca de las cuentas del Estado.Puesto que los republicanos disponen de mayoría en ambas Cámaras del Congreso, la propuesta presupuestaria del equipo de Bill Clinton, que él mismo presentó, es más que probable que sea modificada de manera significativa antes de ser aprobada.

Las discrepancias se centran fundamentalmente en cómo gastar el superávit que registra la economía estadounidense. Desde la Casa Blanca, Clinton declaró que EEUU ha entrado en una "nueva era de oportunidad" y que el superávit continuará durante un cuarto del siglo. El presidente también anunció que el superávit para 1999 será de 79.000 millones de dólares, 10.000 millones más que en 1998.

Congelación de impuestos

Aprovechando la fortaleza de la economía de EEUU, que cerró 1998 con un crecimiento del 3,9% del PIB, la Casa Blanca ha propuesto un incremento del 2,3% en el gasto público hasta los 1,77 billones de dólares (1,41 billones de euros, 235,60 billones de pesetas). Fija además como prioridades proyectos dirigidos a mejorar la educación y el sistema sanitario, pero recalca que sigue operando bajo una política de estricto conservadurismo fiscal. Para Clinton, es necesario emplear los crecientes superávit presupuestarios en sanear la economía, para asegurar la continuación del crecimiento, antes que bajar los impuestos.El presidente insistió en que garantizar las pensiones de la generación del baby boom (los nacidos entre 1945 y 1960) es fundamental. Unos 76 millones de miembros de esa generación se jubilarán en las próximas dos décadas, lo que según la Casa Blanca puede crear una presión excesiva sobre el sistema de pensiones si no se sanea con antelación.

Por contra, los republicanos reclaman que el superávit se emplee para poder bajar los impuestos, y cuestionan la compatibilidad de un objetivo que incluye aumentos del gasto público y congelación impositiva. En última instancia, están de acuerdo en fortalecer la seguridad social.

"Me gustaría que este presupuesto fuera algo que pudiera apoyar, pero el presidente ha regresado a la era de las cuentas infladas que todos queremos evitar", dijo Pete Domenici, senador republicano que preside el comité de Presupuestos.

Clinton está de acuerdo en recortar los impuestos en unos 36.200 millones de dólares durante los próximos cinco años, pero sólo para determinados colectivos. Los republicanos quieren recortes para todo el mundo. El presidente también ha vuelto a proponer una subida de 55 centavos en los impuestos sobre cada paquete de cigarrillos. Los republicanos rechazaron esta idea el año pasado y seguramente se opondrán otra vez.

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