Bimbo anuncia el cierre de su fábrica de Valladolid con más de 200 empleados afectados
La decisión implica a 166 trabajadores directos y casi 50 indirectos y se ha conocido de forma inesperada
La empresa de bollería Bimbo ha anunciado este miércoles el cierre de su fábrica en Valladolid, que afecta a 166 empleados directos y casi 50 indirectos. La compañía ha informado de su decisión de forma repentina durante la celebración de una reunión con el comité de empresa de la plantilla. A este respecto, los representantes de los trabajadores han indicado que, según la entidad, las negociaciones para resolver la situación laboral comenzará el próximo 25 de septiembre y que entonces se les darán a conocer exactamente las causas de este cierre, aunque a principios de año Bimbo ya anunció el cierre de otra de sus plantas en España, esta vez en Alicante, y a finales de 2022 hizo lo mismo en Paracuellos del Jarama (Madrid).
La factoría de producción de bollería inició su actividad en en 1973, bajo distintas firmas, hasta que Bimbo compró Panrico en 2015 por 190 millones de euros. Antonio Álvarez, delegado del sindicato UGT en el comité, lamenta lo inesperado de la noticia y muestra pocas esperanzas en revertir la clausura.
Las malas noticias empezaron a correr hacia las 11 de la mañana de este miércoles, cuando se convocó una reunión aparentemente ordinaria con el comité de empresa. Entonces aparecieron la directora de Recursos Humanos y el jefe de operaciones a escala nacional, algo no previsto, y les dieron a conocer la resolución de Bimbo y su afección sobre la planta de Valladolid. Álvarez indica que sus compañeros y él se quedaron “helados” porque por mucho que conocieran que las ventas se habían reducido últimamente, no les constaba que en las instalaciones vallisoletanas hubiese un peor rendimiento.
Tampoco, añade, se encuentran en tablas salariales por encima de la media ni la producción desmerecía la media nacional, aunque sí admite que el ritmo de fabricación de sus productos había caído. Vicente Andrés, secretario general del sindicato Comisiones Obreras, ha utilizado la red social X (antes Twitter) para criticar los planes de la entidad y la forma de hacerlos llegar a los afectados: “Bimbo, de forma salvaje, anuncia el cierre de su fábrica en Valladolid. Nosotros, de forma civilizada, nos opondremos con todas nuestras fuerzas”.
Bimbo Valladolid sacaba al mercado productos emblema de la firma como Donuts, Bollycaos, Tigretones o pepitos de chocolate. “Ese consumo ha bajado realmente. Bimbo España está en periodo de transformación en ventas y fábricas”, trata de argumentar Álvarez, consciente de las nuevas derivas del consumo de dulces, y quien teme los efectos de la clausura en las más de 200 personas afectadas. Entre ellas “hay muchos matrimonios” surgidos de casi medio siglo de recorrido laboral en la ciudad. La edad media de la plantilla ronda los 50 años, edad complicada tanto para jubilarse anticipadamente como para encontrar un nuevo empleo. “Sabemos que la planta es viable y daba buenos números, eso nos decían la dirección y altas esferas. Nos negamos en rotundo al cierre”, expone el sindicalista, aunque resopla cuando habla de “pocas esperanzas” porque en episodios anteriores como el de Paracuellos (Madrid) y Verger (Alicante) no hubo manera de revertir la medida de la compañía. La planta madrileña cerró hace dos años y la alicantina se anunció hace nueve meses.
Los representantes de los empleados se van a reunir con el Ayuntamiento de Valladolid (PP y Vox) y la Junta de Castilla y León (PP) para intentar encontrar una salida o las mejores condiciones para el futuro de los agraviados. “A ver las indemnizaciones, casi todo el mundo lleva toda la vida porque entraron a trabajar a la vez”, destaca Álvarez, ante el temor despertado entre sus compañeros en cuanto supieron de los planes de Bimbo.
Los 166 empleados directos y los casi 50 indirectos, entre los que se encuentra personal de limpieza, logística o seguridad, tienen una cita clave el próximo 25 de septiembre, cuando se ha convocado la mesa negociadora del Expediente de regulación de empleo (ERE) que marcará las condiciones futuras para la plantilla vallisoletana.
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