9.000 metros de exposición para el Museo del Ejército

Desde la terraza de la biblioteca se observa el movimiento del patio central del Alcázar. Mientras arriba la claridad domina en los ambientes destinados a la lectura y el estudio, abajo todavía asoman las largas y oscuras narices de algunos cañones. El Museo del Asedio sigue instalado en los bajos del edificio, que alberga también varias dependencias militares. Cuando se le pregunta a la directora de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, Carmen Sañudo, qué tal es la convivencia de armas y letras, mira lánguidamente hacia el abismo y lanza un discreto suspiro. "Tenemos una buena relación", dice, "y hemos podido resolver poco a poco todos los conflictos. Cuando se instale el Museo del Ejército la situación será mucho mejor. La convivencia entre un museo y una biblioteca es más prometedora".

El inicio de las obras para convertir el resto del edificio del Alcázar en la sede del Museo del Ejército (que se encuentra ahora en uno de los edificios destinados al proyecto de ampliación del Museo del Prado), está cada vez más cercano.

Mañana presentarán oficialmeten la maqueta del nuevo Museo del Ejército los ministros de Defensa, Eduardo Serra, y de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, en el Alcázar. Al acto acudirán también el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Bono; el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, teniente general Alfonso Pardo de Santayana, y numerosas autoridades civiles y militares.

La maqueta

El proyecto ganador del concurso nacional convocado a este efecto es el equipo formado por los arquitectos Dionisio Hernández-Gil, Francisco F. Longoria y Macua & García Ramos. Tras ocho meses de trabajo, han presentado un proyecto que abarca las instalaciones del resto del Alcázar, incluidos los sótanos y el entorno y ajardinamiento, con una superficie total de 15.000 metros cuadrados. La maqueta contempla 9.000 metros cuadrados de exposición permanente, para cuya edificación el Ministerio de Educación y Cultura prevé una inversión de 3.500 millones de pesetas.

Las instalaciones, diseñadas sin barreras arquitectónicas, permitirán la creación de nuevos espacios de uso público (desde salas de actos, a las de exposiciones, cafetería y tienda), así como amplias zonas dedicadas a la conservación y restauración (la colección de banderas del museo, para cuya restauración se convocó en 1998 un concurso público, es una de las más importantes del mundo), almacenes, talleres y oficinas.