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El euro, tan seguro como la peseta

La policía quiere que todos los países unifiquen las penas para los falsificadores de la nueva moneda

El euro va a tener tanta seguridad como el billete español, e incluso más, según el comisario Antonio Garrido, jefe de la Brigada de Investigación del Banco de España. La policía asegura que el billete español es tradicionalmente uno de los más difíciles de imitar. Tanto, que durante el presente siglo sólo se han registrado 94 falsificaciones. En cambio, del dólar de EE UU hay constancia de al menos 22.000 partidas falsas. Claro que, entre otras consideraciones, el dólar es una moneda más golosa, al ser una divisa mundialmente aceptada.La andadura de la moneda única europea, sin embargo, ya ha tenido su primer tropiezo: el robo, el 12 de mayo pasado, del holograma de los billetes del euro (placa fotográfica obtenida mediante el empleo de luz producida por láser, que, al ser posteriormente revelada e iluminada, permite formar la imagen tridimensional del objeto original). Todavía no está claro si el paquete fue sustraído en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle o en Múnich, donde debía haber llegado en un avión de Air France para ser entregado a la empresa Leonhard Kurz. El problema se ha solucionado cambiando el diseño.

La convención celebrada en Ginebra en abril de 1929 fue la que puso las bases para el control internacional de las falsificaciones de moneda, entre otros sistemas, mediante la creación de la Oficina Central Nacional (OCN), directamente relacionada con los bancos centrales y las policías de los respectivos países.

Difíciles de lavar

Con la potenciación de la moneda, al llegar el euro a comienzos del próximo siglo, los expertos policiales dan por seguro que se producirán "mayores ataques" por parte de bandas organizadas. "Naturalmente, nosotros vamos a tratar de prevenirlo e impedirlo", promete el comisario Garrido.El euro puede facilitar la evasión de capitales y el lavado de dinero negro. La policía no oculta su preocupación por la existencia de un billete de 500 euros (cuyo valor será de 83.193 pesetas), lo que permite transportar grandes sumas en una pequeña cartera con mucha más facilidad que ahora.

Los billetes serán fabricados en papel fiduciario -elaborado con una pasta de algodón y lino, sin blanqueantes ópticos-, con marca al agua multitono, filamentos de seguridad y otros elementos descifrables mecánicamente. Cada billete tendrá un tamaño, dependiendo de su valor facial. Esto obstaculizará que el de menor valor pueda ser lavado y reconvertido por los falsificadores en otro más valioso, como sucede actualmente con algunos billetes americanos.

El euro va a tener más seguridad que los actuales billetes nacionales europeos y, desde luego, tendrá tantos elementos contra la falsificación como los españoles. Las nuevas monedas, sobre todo las de mayor valor, serán acuñadas en metal bicolor, por lo que teóricamente serán más difíciles de imitar y, a la vez, les convierte en poco rentables para los delincuentes.

"El riesgo de falsificación no está en los billetes más grandes, sino en los de 5, 10 o 20 euros. El más atacado posiblemente vaya a ser el de 20 euros", opina Garrido. Éste cree que es improbable que los delincuentes se vayan a lanzar a la fabricación de billetes de 500 euros, entre otras cosas, porque los españoles los "van a mirar con lupa". No es extraño: cada uno de estos papelitos valdrá más de 80.000 pesetas.

Wayne Smith, del Servicio Nacional de Investigación Criminal británico (NCIS), declaró hace unos días a Financial Times que la mejor forma de evitar o reducir los riesgos de falsificación es la "cooperación" entre los países. Lo mismo piensa Serge Bertholomé, tesorero del Banco Nacional belga. Smith es partidario de la creación de una agencia multinacional que coordine a las policías de cada país y los sistemas de control de los bancos emisores. El comisario Garrido asegura que ya se baraja el proyecto para montar una Oficina Central Nacional europea que "centralice la base de datos" aportados por cada país.

Además, las autoridades españolas consideran que otra importante arma contra los falsificadores se conseguiría uniformizando la legislación y las penas para los falsificadores, con lo que se evitaría que haya países en donde cometer este delito sea "más barato" que en otros. De no ser así, es probable que los delincuentes instalen las imprentas clandestinas en aquellos países donde la ley es más blanda, pese a que el billete atacado puede afectar por igual a todos.

España es uno de los que castiga de forma más severa la falsificación de moneda, lo que podría explicar el bajo número de delincuentes que practican esta especialidad. Y, además, parece que les sirve de escamiento, dado el bajo índice de reincidentes. Las últimas falsificaciones de 10.000 pesetas han sido obra de británicos, que han tomado el relevo a otros grupos afincados en Portugal.

El antiguo Código Penal equiparaba, en la práctica, la falsificación de moneda con el homicidio, al castigar hasta con 20 años de cárcel tanto un delito como el otro. El artículo 386 del nuevo Código Penal impone penas de prisión de 8 a 12 años al que fabrique, introduzca o distribuya moneda falsa. La rebaja que supone el vigente Código es sólo aparente, puesto que ahora las penas conllevan su cumplimiento íntegro, al desaparecer los beneficios de su redención por el trabajo. Smith ha alertado de los riesgos que se producirán durante los seis meses en que el euro irá reemplazando a las monedas de los 11 países. Durante ese periodo previo al año 2002 circularán por las carreteras numerosos transportes, encargados de distribuir los nuevos billetes desde las fábricas. Pero la policía española no se muestra preocupada ante posibles asaltos a los furgones blindados, que irán escoltados por Guardia Civil. "Lo primero es no alarmar a los ciudadanos. Y, a la vez, realizar una campaña de información clara para evitar que haya desaprensivos que se aprovechen del desconocimiento de los demás", dice Garrido.

Cuidado con el cambiazo

Algunos de los mayores peligros pueden ser causados por la "ingenuidad" de muchas personas y la habilidad española para la picaresca. "Es posible que haya desaprensivos que se presenten en las casas y, alegando que está a punto de acabar el plazo para cambiar las pesetas por euros, en realidad estén dando el cambiazo", reconoce Garrido. " No es descartable que a más de un ciudadano le cambien sus pesetas por un montón de papeles", añade. En Portugal ya se ha producido uno de estos casos: a un octogenario le timaron así sus ahorros de 180.000 escudos.Tras la puesta en circulación del euro habrá cierto desconcierto hasta que los ciudadanos reconozcan los nuevos billetes. Pero los expertos confían en que los españoles se familiaricen pronto con ellos, teniendo en cuenta que el Banco de España ha realizado muchos cambios de modelos y tamaños, sin que haya supuesto problema.

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