Saramago recibirá mañana en Girona el último premio que aceptará en vida
El premio Nobel de Literatura José Saramago anunció ayer en Girona que el premio que mañana le concede la Escuela Superior de Relaciones Públicas de la ciudad será el último que acepta en vida. El Premio Europeo Jordi Xifra, conocido como el de las tres haches, reconoce los valores de la humanidad, la honestidad y la humildad. El literato portugués aseguró que este galardón le satisface especialmente porque no tiene dotación económica, a diferencia del Nobel, cuya remuneración -casi un millón de dólares- considera excesiva. Su mujer, la periodista Pilar Ríos, intervino en la concurrida rueda de prensa para revelar que el día en que se le comunicó el galardón, poco antes de recibir el Nobel, Saramago se emocionó hasta el punto de derramar dos lágrimas sobre su pupitre. "Desde que recibí el Nobel he entrado en un huracán de entrevistas, recepciones, homenajes, agasajos, aplausos, abrazos, alabanzas, ruedas de prensa...", bromeó Saramago, quien reconoció que no ha podido escribir ni una línea de la novela La caverna, que tiene actualmente entre manos. "Me siento como una Miss Universo y sólo me queda esperar a que venga la próxima, en octubre, y me libre de todo este torbellino", afirmó. El autor de El evangelio según Jesucristo admitió que tiene prisa volver a la escritura y plasmar las dos o tres novelas que tiene en la cabeza. "Ya no soy un jovencito, aunque me encuentro escandalosamente bien", ironizó. Humildad Refiriéndose al premio de la escuela gerundense, el escritor aseguró que sus dudas sobre si lo merece se centran en la tercera de las haches: "Creo que poseo honestidad y humanidad, aunque tengo mis dudas sobre la humildad". Saramago negó que la humanidad esté asistiendo al fin de las ideologías: "Ponemos por encima de todo las consideraciones materiales, pero no debemos olvidar que el mercado determina comportamientos ideológicos". Respondiendo a una pregunta que aludía al congreso del PP, el escritor afirmó que los viajes al centro le parecen simple "cosmética política". Y la cuestión de si él y Gabriel García Márquez son los dos últimos escritores comunistas, Saramago respondió que el autor de Cien años de soledad "es inocente de este pecado", puesto que jamás ha dicho que lo fuera. Saramago, locuaz y de muy buen humor, se extendió sobre el tema de su libro aparcado en su casa de Lanzarote, inspirado en el mito de la caverna de Platón. "Nunca como hasta ahora hemos vivido tanto en el interior de una caverna, atados de pies y manos y creyendo que la realidad está en las sombras", manifestó. Saramago aseguró que cada uno debe ingeniárselas por su cuenta para escapar de esta cueva perturbadora y plagada de imágenes falsas. Saramago pronunciará mañana en la Universidad Politécnica de Girona, después de recibir el premio, una conferencia sobre el papel de los medios de comunicación.
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