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Maquis en el Ebro

Josep Ballester tenía 16 años cuando su padre, el médico de Benifallet (Baix Ebre), le invitó a presenciar una autopsia para comprobar si el muchacho era capaz de resistir la operación y podía emprender los estudios de medicina. Era el 3 de octubre de 1949. Un payés encontró en su finca el cadáver de un desconocido acribillado a tiros. Fue enterrado en el cementerio en una fosa anónima. Cincuenta años después, nueve historiadores de la Universidad Rovira i Virgili (URV), de Tarragona, lo han identificado: Eufemio Bolós Silvestre, guerrillero antifranquista, abatido en un confuso tiroteo en la sierra de Benifallet. Ayer más de 200 personas se congregaron en el cementerio de esta localidad situada en la margen izquierda del río Ebro para rendir un homenaje póstumo a este maquis, muerto hace casi medio siglo. Al acto, convocado por la organización Amical de Antiguos Guerrilleros Españoles de Francia, asistieron familiares de Eufemio Bolós -la mayoría de ellos residentes en la población turolense de Mora de Rubielos-, pero no su hermana Elvira, de 87 años, a quien comunicaron la noticia de la identificación del cadáver de su hermano en abril del año pasado. El catedrático Josep Sánchez Cervelló, coordinador de un grupo de historiadores de la URV, inició en 1996 un estudio sobre la presencia de guerrilleros antifranquistas en la diócesis de Tortosa, que comprende las cuatro comarcas catalanas del Ebro y el norte de la provincia de Castellón. La investigación incluía entrevistas con la gente del territorio. Fue en Benifallet donde unos ancianos informaron a Sánchez Cervelló de que en el cementerio había un maquis no identificado. A partir de entonces, recuerda el catedrático, empezó un arduo trabajo de recopilación de datos y documentación en archivos de la diócesis y de la Guardia Civil. "Se nos presentó como un reto personal", comenta. Fue en el archivo histórico del instituto armado donde apareció un primer informe que relataba el trágico suceso de la muerte de Eufemio Bolós y se aportaba una descripción de la víctima y de los enseres que llevaba: una máquina y una navaja de peluquero. Al parecer, este guerrillero falleció a los 22 años, en un tiroteo con sus propios compañeros, quienes le dispararon al darles una contraseña incorrecta y después le remataron. Josep Ballester recuerda que el cadáver presentaba varios impactos de bala en el abdomen y en la cabeza. Sin embargo, Sánchez Cervelló se inclina por la hipótesis de que Eufemio Bolós fue abatido por agentes de la Guardia Civil, quienes ocultaron estas circunstancias en su informe. En dos documentos posteriores se citaba a Bolós como miembro de la Agrupación Guerrillera de Levante, natural de Valbona (Teruel) y de profesión barbero, y que fue detenido en Valencia por escuchar la entonces ilegal Radio Pirenaica. Asimismo se identificaba al maquis muerto en Benifallet como Eufemio Bolós. Un hermano suyo, Daniel, también detenido en Valencia, pudo huir atravesando a pie los Pirineos. Lo curioso del caso es que los informes datan de principios de 1950 y nadie de la Guardia Civil comunicó su muerte a los familiares de Eufemio. Sánchez Cervelló dio la noticia a Elvira Bolós. "Hubo un espeso silencio", recuerda, "hasta que rompió a llorar. Esperaba esto desde hacía 50 años. Tenía la esperanza de encontrar con vida a su hermano. Durante la dictadura, la Guardia Civil había registrado su casa en busca de Eufemio". Ayer, en el cementerio de Benifallet, sobrinos de este maquis descubrieron en el lugar donde yace enterrado una lápida con la leyenda: "Eugenio Bolós Silvestre (1925-1949). Guerrillero muerto por la República y la libertad". Al acto también asistió Josep Ballester por un doble motivo. Medio siglo después, recuerda que la cruel experiencia de la autopsia le llevó a estudiar ingeniería y a rechazar la tradición médica familiar. Pero además continúa sin aparecer el cuerpo de un cuñado suyo, también maquis, muerto en las montañas de estas comarcas del Ebro.

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