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Reportaje:

Mediatizados y envalentonados

Algunos mossos admiten que las críticas hacia sus actuaciones han generado una psicosis que llega a mediatizar la actuación de los agentes. Un delincuente bragado, con 40 robos a sus espaldas, aseguran, no dejará pasar la ocasión de aprovecharse de esta presunta debilidad. La constatación se ilustra con un ejemplo reciente: un individuo que acababa de ser detenido conduciendo un vehículo repleto de material robado se lanzó al suelo en plena plaza pública y, ante el estupor de los agentes, se puso a gritar que éstos le estaban pegando. La dirección de los Mossos d"Esquadra no considera casual que este incidente ocurriera precisamente en Roses, población donde supuestamente el pasado verano unos mossos agredieron en comisaría a un magrebí, presunto delincuente reincidente, caso que conmocionó a la opinión pública. Las grabaciones de la comisaría dejaron constancia de que Driss Zraidi, de 45 años, fue golpeado brutalmente en los calabozos. Asuntos Internos cerró la investigación suspendiendo de empleo y sueldo a un agente y destinando a otras comisarías a otros siete. La investigación judicial sigue su curso. Algunos agentes piensan que el precio que deben pagar por ganar proximidad con el ciudadano es la pérdida de aquel respeto reverencial que, a ambos lados de la ley, inspiraba el tricornio. Manel Marsal, portavoz del sindicato policial UPC, asegura que para hacerse mosso "hay que sentir los colores de Cataluña". Esta opinión contrasta con la expresada por el otro sindicato policial mayoritario, el SAP, que sostiene que la sociedad catalana no puede nutrir una promoción anual de casi 800 agentes. Marsal atribuye la desconfianza hacia los Mossos a la actitud de los medios de comunicación ante casos aislados en los que han intervenido agentes que, en su opinión, no deberían haber superado las pruebas psicológicas. También lamenta que la Dirección de Seguridad Ciudadana haya querido utilizar ciertos incidentes como escarmiento para el colectivo. "Todo aparece exagerado, es como si estuviésemos en un escenario, ante un público que no te perdona ni el más mínimo desliz", asegura un agente.

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