Una ola de violencia amenaza el consenso en Irlanda del Norte
El largo debate sobre el futuro del proceso de paz en Irlanda del Norte se complicó dramáticamente anteayer con un asesinato y la ruptura del consenso bipartidista británico que busca una solución al conflicto del Ulster. Eamon Collins, un ex militante del Ejército Republicano Irlandés (IRA), fue hallado muerto, con las huellas de un feroz acuchillamiento, en un solitario camino cerca de la frontera entre Irlanda del Norte y la República irlandesa. El Partido Conservador británico demandó una suspensión del régimen que hasta el momento ha permitido la liberación de prisioneros republicanos como parte del proyecto de reconciliación entre los enconados adversarios católicos y protestantes del Ulster.El asesinato de Collins, de 44 años, un ex cabecilla de una rama del IRA cuyo libro Furia asesina (Killing Rage) presentó a los jefes del IRA como una pandilla de psicópatas borrachos y asesinos, fue el más clamoroso ejemplo de la ola de ajustes de cuentas en el Ulster. Fuentes dignas de confianza en Belfast dijeron ayer que Collins, que abandonó la lucha armada hace cinco años para delatar a sus ex camaradas, bien pudo ser víctima de una venganza personal.
El resultado inmediato de ese crimen fue intensificar la presión de los protestantes probritánicos sobre el Sinn Fein, el partido encabezado por Gerry Adams que actúa como frente político del IRA. Los protestantes del Ulster están tremendamente alarmados por lo que consideran una continuidad de las acciones violentas de los republicanos. En las últimas semanas se ha registrado un inquietante aumento de los llamados "castigos": palizas, mutilaciones, ataques con bombas incendiarias y destrucción de rodillas a plan de disparos a quemarropa.
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