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El parto de los montes

En los días pasados hemos conocido a través de la prensa un borrador de decreto que viene a ser la culminación de uno de los afanes más queridos de la ministra Aguirre y la solución que el gobierno del PP propone al tan traído y llevado problema de la "bajada de niveles" en la Educación Secundaria. Pero este esperado decreto ha resultado ser como el parto de los montes, ya que, dejando de un lado la carga de profundidad que contiene contra la filosofía de la LOGSE, la criatura nacida no pasa de ser un insignificante ratón. Dos son las medidas que se proponen en este borrador: una reorganización del horario de las asignaturas, aumentando las horas semanales de unas (matemáticas, lengua y sociales) y disminuyendo las de otras (música, plástica y educación física), y el establecimiento de tres itinerarios en 4º de ESO que adelanta la edad de especializarse del alumnado y recorta la optatividad. Estas dos propuestas poco tienen que ver con los verdaderos problemas que la generalización de la educación Secundaria está planteando, sino que, por el contrario, hacen sospechar que lo único que pretenden es, por una parte, contentar a los detractores de la comprensividad y por otra, satisfacer las demandas de determinados sectores del profesorado, a cambio, eso sí, de perjudicar otras asignaturas que, por lo visto, carecen de valedores de solvencia ante el Ministerio de Educación, a pesar de que su eficacia formativa (como en el caso de la música) era ya conocida desde la Grecia clásica. La LOGSE concibe la Secundaria como una prolongación de la educación básica y apuesta, siguiendo las directrices de la UE, por una formación integral, flexible y versátil que responda, por una parte, a las características, preferencias y necesidades del alumnado y, por otra, integre y compense las desigualdades. La atención a la diversidad es, pues, el gran reto que tenemos delante y las medidas que se tomen deben ir encaminadas a solucionar los problemas que plantea en el aula la heterogeneidad del alumnado, los diversos niveles y los diferentes intereses, tanto de los buenos como de los malos alumnos. En estos momentos, en los centros de Secundaria, al menos en los de nuestra Comunidad, se sabe ya dónde están los problemas y por dónde tendrían que ir las soluciones más urgentes e inmediatas para que no se deteriore el nivel de calidad de enseñanza y no se vaya al traste, en el caso de la enseñanza de titularidad pública, el prestigio conseguido en estos años de democracia: 1º. Prácticamente el 100% del alumnado ha promocionado a 3º de ESO, a pesar de que algunos de ellos tienen 8 o 10 asignaturas insuficientes, cuando lo lógico es que hubieran repetido 1º o 2º, como está previsto por ley. Esta situación hace bien poco por motivar al alumnado para el esfuerzo que todo proceso de aprendizaje requiere. De ahí, la necesidad urgentísima de que el primer ciclo de la ESO se imparta en los institutos, ya que hay casos que pueden ser recuperables a los 12 años, pero muy difícilmente a los 14. 2. Hay una parte del alumnado que, aún llevando un retraso considerable en el proceso de aprendizaje, mantiene su interés por aprender y puede terminar su periodo de formación con una ayuda personalizada y en grupos reducidos. Eso supone generalizar para todos los centros los programas de diversificación curricular que tan buen resultado están dando y ampliarlos a 3º de la ESO. 3. Es necesario que los centros dispongan de profesorado y terapeutas para refuerzos y repasos destinados al alumnado con dificultades de aprendizaje o con necesidades educativas especiales. 4. Por último, está el problema de los "objetores escolares", aquellos alumnos que no quieren seguir escolarizados. Para ellos habría que diseñar, con las debidas cautelas, unos programas específicos, a cargo de un profesorado voluntario y que se especialice en este tipo de enseñanza, que contemplen una formación menos académica y más globalizadora y que les proporcionen una iniciación profesional a partir de aquellas cosas que quieran saber. Estas cuatro medidas, dirigidas al sector del alumnado con más dificultades, permitirán al profesorado realizar su trabajo con eficacia y al resto del alumnado progresar en su formación sin obstáculos. Pero todavía son necesarias tres actuaciones más. A. Incentivar y apoyar el trabajo de los tutores de la ESO y proporcionar al profesorado una formación permanente que, por el momento, brilla por su ausencia, al menos en nuestra Comunidad. B. Reforzar los departamentos de orientación con la ayuda de psicólogos capaces de tratar problemas de personalidad y conducta y de trabajadores sociales que puedan actuar en los casos de inadaptación y servir de mediadores con las familias. C. Dotar de la autonomía necesaria a los centros para que puedan flexibilizar su organización y realizar sus peticiones de recursos de acuerdo con las características y necesidades del entorno social y el alumnado que tienen. En resumen, poco que ver con la modificación de los horarios de las asignaturas ni con el recorte de la optatividad o el adelanto de la especialización, sino con la inversión económica necesaria para proporcionar a los centros los medios materiales y humanos precisos para que puedan hacer bien su trabajo.

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