El ministro chileno de Exteriores critica con dureza al juez español

El ministro chileno de Asuntos Exteriores, José Miguel Insulza, criticó ayer con dureza al juez Baltasar Garzón, por el nuevo planteamiento de la acusación contra Pinochet de imputar al ex dictador el cargo de conspiración para planear una campaña contra sus enemigos políticos antes del golpe militar. "Hipotéticamente, si se conspiraba antes del 11 de septiembre de 1973 la conspiración era cómo producíamos un golpe militar y no cómo torturábamos a fulano o zutano", dijo Insulza en alusión al caso de 70 marinos chilenos torturados antes del golpe, que fue citado ayer por el fiscal británico que representa a la Justicia española.El ministro chileno acusó a Garzón de utilizar una estrategia dudosa y de arrogarse la pretensión de juzgar el golpe de Estado en Chile, lo que, en su opinión, introduce un tema político distinto del hábeas corpus.

Mientras tanto, el presidente chileno, Eduardo Frei, recibió el lunes, por primera vez en cinco años de su mandato, a los familiares de las víctimas de la dictadura. "Estoy bastante desilusionada. Esperábamos más de este encuentro", dijo a la salida de La Moneda, Sola Sierra, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Las expectativas de un mayor compromiso del Gobierno en el tema de derechos humanos, en concreto en lo que se refiere al paradero de los desaparecidos, quedaron en el aire, según manifestó Sola Sierra. La presidenta de la Agrupación entregó a Frei una Propuesta para la Paz que promueve la derogación de la Ley de Amnistía, en vigor desde la dictadura de Augusto Pinochet, y compromete al Ejecutivo a dar pasos concretos para encontrar los restos de los desaparecidos. "No nos contestó nada, sólo nos escuchó", lamentó Sola Sierra refiriéndose al silencio del presidente Frei ante tales peticiones.

Principios de soberanía

Respecto del caso Pinochet, el mandatario reiteró que el Gobierno no defiende a una persona sino principios de soberanía y territorialidad. Frei también recibió de los familiares de las víctimas ocho gruesos tomos con los datos de cada uno de los detenidos desaparecidos durante el régimen militar. Sola Sierra viajó ayer a Londres para apoyar la causa contra el ex dictador que se dirime estos días ante un comité de apelación de la Cámara de los Lores.El presidente Frei ha tardado cinco años en recibir a los familiares de las víctimas de la represión pinochetista y después de 11 peticiones de audiencia. Cuando asumió el poder, el mandatario chileno prometió que las puertas del palacio de La Moneda estarían abiertas para todo el mundo. La promesa no se ha cumplido.

No todos los sectores políticos y sociales de Chile han recibido el mismo trato en la agenda del presidente. Paradójicamente, el más beneficiado ha sido el general Augusto Pinochet, que ha mantenido cinco audiencias oficiales con Frei. En el otro extremo, los familiares de las víctimas de la represión de la dictadura (hasta la reunión del lunes) y el Partido Comunista han tenido cerradas las puertas de palacio. "El presidente de la República agradece su solicitud, pero lamenta no poder recibirlos por tener su agenda copada", ha sido la respuesta habitual cada vez que la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos solicitó audiencia, según explica Sierra.

La decisión del Gobierno chileno de constituirse en parte de la defensa de Pinochet en la vista de Londres ha sido objeto de un recurso contra Frei presentado ante el Tribunal de Apelaciones de Santiago por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, según anunciaron ayer sus abogados. La presidenta de dicha agrupación, Berta Ugarte, sostuvo que en Chile hay una situación de indefensión en materia de justicia y exigió al presidente que explique por qué "se hacen parte del juicio a Pinochet".