Bill T. Jones baila al ritmo de la batería de Max Roach en Sevilla
El bailarín y coreógrafo Bill T. Jones, uno de los grandes de la danza contemporánea norteamericana, subirá esta noche al escenario del teatro de la Maestranza de Sevilla para danzar al ritmo que le marque el percusionista Max Roach. Este espectáculo, que se presenta por primera vez en España, es una colaboración muy especial en la que Roach, un jazzman de 75 años, y Bill T. Jones, de 46, unen sus talentos en un encuentro que, en gran parte, es improvisado."Algunas veces, cuando estoy con Max en el escenario, encuentro el secreto de mí mismo. Es un sentimiento que se produce cuando se unen mi cuerpo y mis entrañas. No siempre pasa, pero espero que ocurra en Sevilla", comentó ayer Bill T. Jones, que ya en 1997 actuó en la capital andaluza.
Jones, que creó su propia compañía, junto al desaparecido Arnie Zane, en 1982, destaca por ser un artista comprometido con su tiempo y preocupado por que la danza aporte sentimientos verdaderos al público. Invitado a crear coreografías para grandes compañías, como las de las óperas de Berlín o Lyón, sostiene que ya ha superado la "fatiga del espíritu" que sentía cuando visitó Sevilla hace dos años y que ahora se siente "más seguro de lo que tengo que hacer".
"No es que entonces fuera pesimista, sino que superar esa fatiga creativa ha sido un reto para mí. Ahora tengo más confianza en mí mismo y puedo hacer cosas más honestas. Esto no es tan fácil como puede parecer", comentó el artista norteamericano.
Novedades en Sevilla
"En este espectáculo, que Max y yo representamos desde hace unos diez años, hemos desarrollado un lenguaje especial que se mueve en torno a la música y a la danza. Max puede sacar colores y texturas maravillosas de la batería, con lo que la pieza gana en energía y honestidad". Bill T. Jones, famoso por obras como D-man in the waters, ha querido introducir novedades en la única actuación que ofrecerá en España. "Por primera vez haré un solo con música de Berlioz y, además, Max tocará un minimal, una pieza muy lenta que puede resultar explosiva con alguien tan virtuoso como él", explica. "El espectáculo no tiene nombre y tal vez, si todo sale bien, lo podremos llamar La noche de Sevilla", comenta el artista.El coreógrafo, que ha firmado más de cincuenta obras para su compañía, ha creado los textos que interpreta junto al batería sin conocer antes la música que Roach había compuesto. "Cuando coreografío oigo el ruido que hacen mis pensamientos y mi corazón. Oigo la respiración, mi cuerpo moviéndose... Nunca se está completamente en silencio", asegura.
El artista, que sólo ha coreografiado el 65% de lo que interpreta en este montaje e improvisa el resto, confesó ayer que le resulta más fácil coreografiar para sí mismo que para los demás, pero que lo difícil es "representarlo realmente bien".
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