La enfermedad acelera la lucha por la sucesión

Los posibles sucesores de Borís Yeltsin no serán tomados por sorpresa si el presidente dimite. La campaña electoral para ocupar el Kremlin ya hace tiempo que ha comenzado en Rusia, y sus principales protagonistas son bien conocidos. Guennadi Ziugánov, el líder del Partido Comunista, es uno de los candidatos seguros, y nadie duda de que pasará a la segunda vuelta; el problema para él es que nadie duda tampoco que al final saldrá derrotado. Está claro también que el liberal Grigori Yavlinski no será elegido, pero sí desempeñará un papel fundamental en la segunda ronda, en la que los votos de sus partidarios serán claves para asegurar el triunfo del futuro presidente.El mejor colocado para ganar unas hipotéticas elecciones presidenciales inmediatas es Yuri Luzhkov, el alcalde capitalino que ha reunido en torno suyo a muchos antiguos miembros del equipo de Yeltsin y que ha formado especialmente un partido para ir a los comicios: Otéchestvo (Patria). Además, ya tiene un Gobierno en la sombra prácticamente completo: Anatoli Kulikov, ex ministro del Interior, volvería a ocupar esta cartera; Andréi Kokoshin, ex secretario del Consejo de Seguridad, sería uno de los viceprimeros ministros; Serguéi Yastrzhembski, el ex portavoz de Yeltsin, sería el nuevo titular de Exteriores; etc. Se dice incluso que ya hay acuerdo con Yavlinski para que sea jefe de Gobierno a cambio de que sus partidarios apoyen a Luzhkov en la segunda ronda.

Hay, sin embargo, una incógnita que puede echar por tierra los planes de Luzhkov. Se trata del primer ministro, Yevgueni Primakov. Este asegura que no piensa presentarse a las elecciones presidenciales, pero en otoño pasado hasta el último momento rechazó la idea de ser primer ministro. El problema de Primakov es que no tiene, por el momento, ni un partido ni estructuras económicas que lo puedan llevar al Kremlin. Por último, no hay que descartar la posibilidad de una sorpresa por parte de Alexandr Lébed.