"No me leo ni un guión"
Después de tres horas en su casa, se entiende muy bien que allí vive un actor de éxito: el teléfono ha sonado 14 veces, un taxista ha traído el guión de un largometraje, un vecino ha bajado sus poesías completas y otro guión, una productora ha venido a firmar el precontrato de un corto... Ciges recibe el material con gran amabilidad, y después dice: "Querría que alguien se leyese todo esto y luego me lo contara. La verdad es que no me leo ni un guión. Subrayo mi parte y listo. Lo demás es lateral. ¿Qué importa que yo sepa lo que dicen los que no hablan conmigo en la película? Si yo vivo en este barrio, conozco un poco al vecino y le digo buenos días. Lo que está fuera de eso me da igual".Con los ensayos pasa igual. Alergia pura. "Eso les servirá a los directores, pero a los actores... A mí que no me lo hagan hacer, que me destrozan. Te matan la espontaneidad. Siempre he pretendido rodar en libertad. El director debe servir al actor, no meterle en un cajón".
¿Suele Ciges respetar el texto? "Si es de Shakespeare o de Calderón, no vas a meter una gilipollez. Pero si es un guión original, hasta que no se ve el sonido y la imagen, el hecho no está terminado. Y el director te tiene que dar toda la amplitud que necesites".
Ciges intentó una vez hacer teatro, pero no llegó a estrenar. "Tuve discusiones muy raras con el director. Yo tenía que tirar a la rana, y me decía que tenía que echarme para atrás en vez de para adelante. Me lo explicó con argumentos de Strasberg, de Stanislawsky y de la Gestaalt. Marlon Brando se fue a ver a los orangutanes del zoo para hacer El Padrino. Bueno, trago. Pero es que hay otros que se van a ver a los pingüinos. ¡O a las focas!".
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