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FUSIÓN EN LA GRAN BANCA

Una unión bancaria de mesa y mantel, como debe ser

Cuatro personas cocinaron la fusión del BSCH durante casi tres semanas. Nada de sesudos estudios ni paripés. Un rayo

Era los días de Navidad. Ángel Corcóstegui recibió en plaza de Canalejas un regalo de un compañero del Banco Central Hispano, de fuera de Madrid, con su felicitación. Corcóstegui le contestó en esos días con la caja tradicional de una docena de Rioja Alta de 1989. Y un tarjetón cariñoso en el que, tras felicitarle, añadía: "Somos un banco grande y quizá en 1999 podremos ser más grandes". Su amigo creyó, hasta ayer,que se trataba de un brindis al sol; ahora ya sabe que Corcóstegui, además de enviarle el vino, estaba en la cocina, preparando el guiso para crear el Banco Santander Central Hispano (BSCH).Poco antes de las pasadas Navidades, según fuentes próximas a ambos bancos, Emilio Botín punteaba las alternativas en el mapa bancario español. Hubo contactos con el Banco Bilbao Vizcaya y con el Banco Popular Español. Ninguno de los dos estaba por la labor. También el BBV hizo una nueva aproximación al Popular. Pero tanto al Santander como al BBV Luis Valls les dijo lo mismo: la entidad seguirá independiente.

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En paralelo, dos hombres pidieron permiso a sus respectivos presidentes para intentarlo. Ángel Corcóstegui lo obtuvo de José María Amusátegui y Matías Rodríguez Inciarte consiguió la autorización de Emilio Botín para pergeñar algún plan. Los dos almorzaron, diseñaron un esquema satisfactorio para las dos partes y se separaron con la voluntad de conseguir el apoyo de sus presidentes. Fuentes solventes dicen que Botín tuvo el pálpito inmediato de que esta aproximación podría ser exitosa, quizá porque Ángel Corcóstegui no le es ajeno desde hace largos años.

Corcóstegui permaneció en Madrid prácticamente durante todas las vacaciones, lo mismo que Rodríguez Inciarte. Era ahora o nunca. El jueves 7 de enero la fusión ya iba viento en popa. El lunes 11, cuando Botín declaró en el juicio oral del caso Banesto, ya lo tenía claro. El miércoles 13, Emilio Botín y José María Amusátegui se acercaron a la plaza de Cibeles para anunciar su proyecto al gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. El gobernador recibió con simpatía la decisión, aunque dado que el proyecto aún está verde en su concreción no se le hicieron muchas precisiones.

Desde allí mismo, desde el despacho del gobernador, según fuentes de los bancos fusionados, se hicieron los arreglos para poder visitar a Rodrigo Rato, ministro de Economía y vicepresidente del Gobierno. "Fue el mismo gobernador quien llamó al ministro para anunciarle el hecho", dijo una fuente del Ministerio de Hacienda. Rato recibió inmediatamente a los dos presidentes y les prometió calurosamente su apoyo.

Según una fuente bancaria consultada, existe algún indicio de que Ángel Corcóstegui informó personalmente sobre lo que se cocía al presidente del Gobierno, José María Aznar, con quien ha mantenido contactos con cierta regularidad.

Ayer, José María Amusátegui, al preguntársele por sus relaciones con el Banco Santander, habló de una amistad que se remonta a 1985 y cantó un himno a ella. La realidad es distinta. Fue en un ambiente de gran competencia, en medio de un terror generalizado ante la política agresiva del Banco Santander, que el Banco Hispano Americano se lanzó a la fusión con el Banco Central, en 1991.

En la primavera de aquel año, el entonces consejero delegado, Rodrigo Echenique, llamó por teléfono a Amusátegui para sondear la posibilidad de una fusión. El terror de Amusátegui fue tal que puso el acelerador y cazó a Alfonso Escámez. En aquel momento, cualquier cosa era mejor que aliarse a Botín. La creación del BCH fue una fusión de dos entidades con problemas. Distintos, pero problemas al fin. Y la fusión no contribuyó a resolverlos. En 1995, cuando Ángel Corcóstegui llegó al BCH, aceptó las condiciones de saneamiento impuestas por el Banco de España y se puso manos a la obra. La recuperación económica y el hábil manejo de la cartera industrial permitieron poco a poco salir de la crisis.

Pero dos escenarios nuevos atentaban contra un futuro independiente, tanto del Banco Santander como del BCH. El primero, la estrategia de expansión de los grandes bancos como Santander y BBV hacia América Latina, sufrió una conmoción tras la crisis financiera y bursátil de otoño de 1998. En los balances de ambas entidades, los ingresos de sus filiales latinoamericanas pesaban cada vez más. En medio de una situación de inestabilidad, como se pudo ver, la cotización de ambos bancos en Bolsa era severamente castigada. La estrategia en América Latina exigía un ajuste, buscar más tamaño para reducir relativamente el peso de las filiales en el balance. La única salida era fusionarse en España o hacerlo con bancos europeos. El segundo escenario que influyó fue el debilitamiento del equipo de gestión del Santander, expresado en la personalización excesiva en Botín y su familia. La fusión le permite matar dos pájaros de un tiro: coger dimensión y un potente equipo gestor con Angel Corcóstegui a la cabeza.

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