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Triunfo del "tercer sexo" en las pasarelas de moda de Milán

Los modistas proponen "pailletes", tejidos transparentes y pieles

La consigna es "todo vale". Cualquier propuesta, por inverosímil que parezca, desde el uso de pailletes hasta los suéteres vestido que llegan más abajo de la rodilla, pasando por las ya habituales faldas a las que esta vez se incorporan apliques en telas transparentes, todas las trasgresiones imaginables se contemplan con indiferencia en las pasarelas de Milán, donde ayer concluyeron los desfiles de moda masculina para el próximo otoño-invierno.

La última aportación al espectáculo de la moda la dio el martes la firma Prada, que escenificó un tiroteo para presentar su colección de prendas jóvenes. No está claro si la responsable del grupo, Miuccia Prada, se proponía denunciar la inseguridad de Milán, donde se han producido nueve asesinatos desde principio de año, o simplemente conseguir un titular de primera página en los periódicos del día siguiente."Los hombres quieren un poco de frivolidad", decía el sábado, cuando presentó su colección, el modista francés Jean-Paul Gaultier, conocido por sus diseños osados. Y, fiel a este supuesto deseo, los modelos de Gaultier se presentaron en la pasarela milanesa perfectamente maquillados, vestidos con faldas escocesas con pliegues transparentes, luciendo chalecos y camisetas rutilantes de pailletes.

¿Conoce el modista a algún hombre capaz de colocarse uno de sus diseños?, le preguntó un periodista. "La propuesta completa no, por supuesto", contestó Gaultier, "pero sí puede, por ejemplo, comprarse una chaqueta recamada y combinarla no con la falda, sino con un pantalón más normal".

Difícil cuestión la de escoger algo normal en las propuestas de Gaultier o en las del dúo siciliano Dolce & Gabbana, que en su búsqueda del sexy antiguo han rescatado para el hombre del 2000 una especie de cinturón riñonera, exhibido por los modelos con el musculoso torso desnudo.

Prada, una de las firmas estrella en el universo de la moda internacional, propone un modelo de hombre pastor, un rústico con zurrón de diseño y pantalones hasta las rodillas, a prueba de tímidos, que se compensan con grandes botas altas que cubren casi completamente las piernas.

Gucci, la casa de origen florentino de la que acaba de comprar un 15% la francesa LVMH, propone para el nuevo milenio el fin del monocromatismo, exhibiendo una colección de chaquetas en terciopelo fosforescente y pantalones en naranja fuerte. Craso error del estilista Tom Ford, porque, según Donatella Versace, el año próximo triunfa el negro total, lo cual no acaba de ser una novedad, pero al menos es un alivio, a la vista del hombre lobo (chaleco de cuero forrado de piel con sisas y bordes en el mismo material) que lanza la firma Trussardi.

Valentino, ausente

Pero no todo es frivolidad en la pasarela de Milán, de la que, por cierto, este año ha desertado Valentino, que exhibirá su colección de hombre en Florencia. Las firmas GFF (Gian-Franco Ferre) y, sobre, todo, el maestro de los modistas, Giorgio Armani, invitan a una innovación en la ropa masculina mucho más modesta. Giorgio Armani es partidario de retirar las corbatas de la circulación y los zapatos con cordones, por incómodos y anticuados. Una buena tira de velcro resulta infinitamente más cómoda, opina el modista.A juicio de Armani, es un hecho que "los hombres necesitan cambios, pero no tienen que ser cambios extravagantes, que les comprometan ante las mujeres".

Y Tom Ford, el cerebro de Gucci, va todavía más lejos al reconocer que él no votaría a un político que se vistiera con sus diseños: "Quien ejerce el poder de verdad está obligado a interpretar su papel, debe inspirar confianza. Yo no votaría a un tipo demasiado frívolo, ni confiaría mis ahorros a quien no me transmitiera confianza renunciando a la ropa clásica, a la chaqueta coraza".

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