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Picasso, los toros y el 'Guernica', en una muestra del Thyssen

La obsesión taurina del pintor, en 15 cuadros

El Museo Thyssen-Bornemisza inicia el año con una exposición que tiene como punto central el cuadro Corrida de toros, de Pablo Picasso, perteneciente al museo. La muestra continúa con la serie titulada Contextos de la colección permanente, en la que se reúnen algunas piezas provenientes de otras colecciones para situar histórica y plásticamente la pieza de referencia. En este caso, la exposición incluye obras del Museo Picasso de París y de la Phillips Collection de Washington, entre otras.

La exposición Picasso: "Corrida de toros", 1934, podrá verse desde mañana y hasta el próximo 2 de mayo en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. La muestra pertenece a la serie Contextos de la colección permanente, de la que ésta es ya su séptima convocatoria. Recordemos que se trata de extraer una obra capital de la colección del museo y estudiarla monográficamente junto con otras procedentes de otros lugares, pero que guardan una muy estrecha relación con ella. En el presente caso, el cuadro en cuestión ha sido Corrida de toros, que Pablo Picasso pintó en 1934, y está acompañado por un conjunto de unas 15 obras, entre óleos, dibujos y grabados.

Puntos de interés

Con el comisariado de Tomás Llorens, conservador jefe del museo, y la coordinación de Paloma Alarcó, conservadora de arte moderno de la misma institución, esta muestra es interesante por varios motivos.En primer lugar, por la presencia de algunos cuadros, como Corrida: la muerte de la mujer torero (1933), perteneciente al Museo Picasso de París, o, entre otros, el cuadro prestado por la Phillips Collection de Washington; en segundo lugar, por la importancia que siempre tuvo para Picasso el tema de las corridas de toros, obsesión recurrente, de principio a fin, a lo largo de su trayectoria, y, por último, porque las corridas picassianas de los años treinta se consideran uno de los fundamentos a partir de los que se elaboró posteriormente el Guernica.

Así es que se trata, sin duda, de una exposición pequeña, o, si se quiere, modesta, pero con cierta sustancia.

Es cierto que, en la actual muestra, no hay una pieza tan contundente como es, para el caso, La flauta de Pan, por citar la que vino con la primera exposición sobre Picasso en esta misma serie de exposiciones, pero sí está Corrida: la muerte de la mujer torero, también perteneciente al Museo Picasso de París.

Por otra parte, las relaciones que se establecen en esta exposición no han de ser sólo iconográficas, sino también estilísticas, como lo ponen de manifiesto los cuadros provenientes de la Phillips Collection, el Museo de Filadelfia, la Kunsthalle de Hamburgo y la galería de Jean Krugier.

Estos cuadros respiran ese aire de violencia que caracterizó al convulso y furioso Picasso de estos años, fuente de inspiración para otros pintores españoles contemporáneos, como Óscar Domínguez o Luis Fernández.

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