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Ibarrola pide que se reconozca su faceta artística antes que su trayectoria cívica

El Círculo de Bellas Artes dedica en Madrid una semana de homenaje al artista vasco

Miguel Ángel Villena

Agustín Ibarrola está harto de hablar de política. De hecho, ayer pidió a los periodistas que le plantearan cuestiones sobre arte y no preguntas sobre la situación cultural y política en el País Vasco. "Creo", manifestó el artista, "que la democracia ha asumido mi condición de hombre ético y cívico antes que mi compromiso artístico". Nacido en Bilbao en 1930 y miembro del Equipo 57 que impulsó las tendencias racionalistas y constructivistas, el Círculo de Bellas Artes y el Grupo PRISA le dedican un homenaje durante esta semana en Madrid por sus 50 años como artista.

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Hace medio siglo que Ibarrola expuso por primera vez, en una galería de Bilbao, pero también se cumplen ahora 50 años de la asistencia del artista a unos talleres en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid. "Por tanto", señaló César Antonio Molina, director del Círculo, "estos actos de homenaje significan el comienzo de un año dedicado a Ibarrola, que concluirá con una amplia muestra retrospectiva dentro de unos meses". De momento, de la obra de Ibarrola sólo figuran expuestos en el vestíbulo unos tubos, abiertos y cubiertos de recortes de prensa, como muestra de su obra. También está previsto instalar un árbol trabajado por el artista en la fachada del Círculo, en pleno centro de Madrid.Ibarrola se mostró conmovido por el homenaje en Madrid en contraste con la actitud que ha mantenido el nacionalismo vasco hacia él en los últimos años. "El nacionalismo", comentó el pintor, "me ha negado hasta mi condición de vasco. Se trata de una actitud general hacia todos aquellos ciudadanos vascos que no nos reconocemos en ningún nacionalismo".

Miembro del Foro de Ermua, Ibarrola no pudo evitar algunas reflexiones sobre la situación del País Vasco tras la declaración de tregua del pasado mes de septiembre y las posteriores negociaciones de paz. Entre la ilusión y el escepticismo ante la etapa que se abre ahora, Agustín Ibarrola comentó: "El Foro de Ermua no surge como una fuerza política, sino como testimonio de una conciencia intelectual y ciudadana que preconiza la tolerancia y un régimen de convivencia y de paz". El artista todavía fue más allá en sus críticas a los partidos nacionalistas vascos y apostilló: "En Euskadi no vivimos una situación democrática, tan sólo nos aprovechamos de la situación democrática en toda España".

Joven y aldeano

Agustín Ibarrola, procedente de una familia obrera de Vizcaya, recordó ayer sus primeros pasos como pintor, "cuando era un joven aldeano" y su primera exposición en una galería de Bilbao. "Soy también un hombre de la industria, moderno", manifestó, "y que intenta no ser excluyente. Por otra parte, los vascos siempre hemos sido producto de cruces de culturas y de etnias. De hecho, el País Vasco es conocido en todo el mundo por su modernidad creativa, por su carácter emprendedor, por el poderío de su clase obrera". Junto con tres pintores andaluces (José Duarte, Ángel Serrano y Ángel Duarte), el artista vasco fundó en París en 1957 el grupo pictórico que adoptó aquel año como apellido. Según Carlos Martínez Gorriarán, uno de los expertos en la obra del ahora homenajeado, "el proyecto experimental de Ibarrola no consistió en otra cosa que en la traducción de los hallazgos teóricos y prácticos del Equipo 57 a un arte más figurativo y narrativo, testimonial y político, como el de Estampa Popular de Vizcaya".

Su militancia antifranquista llevó a Ibarrola a las cárceles de la dictadura en dos periodos, entre 1962 y 1965 y entre 1967 y 1973. Tocado con su característica chapela y haciendo gala de vitalidad, Ibarrola señaló ayer que se siente igual de "frustrado y orgulloso a un tiempo" de todas sus obras. "Me queda todo por hacer", contestó con una sonrisa durante su comparecencia ante los periodistas y agregó: "Además, estoy contento de haber vivido todos los cambios en el mundo y en el arte de los últimos 50 años".

De cualquier modo, su tarea más conocida tuvo como escenario el bosque de Oma, donde en palabras de Martínez Gorriarán, desarrolló entre 1983 y 1991 "un colosal trabajo demostrando gran dominio e inventiva para vencer las dificultades opuestas a la inserción del arte en el paisaje". Agustín Ibarrola se mostró ayer satisfecho de su bosque pintado en Oma y de su obra que calificó de "contenidos profundos y lúdicos de lo vasco".

Más cuidado

Sin embargo, el artista lamentó que aquella zona no hubiera sido más cuidada para permitir que esta obra en la naturaleza no fuera perecedera. El trabajo de Ibarrola en el bosque de Oma dio origen a un movimiento de turismo cultural y campestre que revitalizó toda aquella comarca de la provincia de Vizcaya. "Unas 50.000 personas visitaron anualmente los árboles del bosque de Oma en los primeros tiempos", afirmó el pintor. Agustín Ibarrola es en la actualidad uno de los artistas vascos con mayor proyección internacional y, en buena medida, su fama se debe a las pinturas del bosque de Oma. "Si tuviera fuerza y suficientes años de vida", dijo, "pintaría todos los bosques del mundo. Bueno, algunos no porque tienen una significación que lo impediría. Ibarrola definió como una forma de "rendir culto a la naturaleza y a la historia del hombre" su inclinación por trabajar sobre los pinos.

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