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MUJERES

Niños anónimos para olvidar

Es más difícil recordar el nombre de un hijo que tenerlo. Ésa es la impresión que da Manuel Sanjulián cuando intenta recitar los de los siete suyos. "Me acuerdo de los de la mayoría", dice como excusándose. "Eso te lo tendría que decir la madre, que es la que tiene las cartillas con las fechas de nacimiento y todo". Sobre los años, mejor no preguntar. "De diez, más o menos, para abajo". No es que no los quiera -"Me gustaría ver a alguno. Normal-", lo que no quiere es volver a saber nada de la que ha sido su compañera once años. "Desde esta historia sólo quiero olvidar".

A la madre de Dolores, Micaela Moreno, también le cuesta recordar. La mayor, de 18 años, lleva un nombre que se ve pensado. "Primero, Vanesa. Después está el Juani, que tiene 16, y luego, yo qué sé", dice esta mujer mientras se queja de alguna de sus enfermedades. "Dos de otros dos, siete del Manolo y uno del Legía, que es su amante", asegura. ¿Cómo se va a acordar ella, que no va detrás de su hija? "Yo siempre he estado bregando y trabajando". Y uno de sus propios hijos, cuyo nombre conoce a la perfección, entra en el salón, deja una espalda al aire cubierta de tatuajes y da una patada a un perro, antes de volver a su habitación.

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Simplemente, hacer hijos

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