_
_
_
_
MUJERES

Simplemente, hacer hijos

Pertenece a un entorno social donde las mujeres no se quedan embarazadas, sino que "se las preña". Tampoco dan a luz. Ni siquiera paren. Simplemente "hacen hijos". Dolores Bernar, a sus 32 años, "ha hecho" 12, y ninguno de ellos venía con un pan debajo del brazo. La más pequeña, Lorena, un bebé de cuatro semanas, comenzó el día de Nochevieja en Málaga una ruta que siguieron al pie de la letra todos y cada uno de sus hermanos: ser acogida por la Junta de Andalucía para intentar terminar con una familia en adopción.Aquel día, Dolores y Manuel Sanjulián, un leonés de 39 años que ha estado once con ella, dejaron a su niña con Iris Fuentes, la propietaria de un bar que frecuentan. "Llamó a mi puerta y me preguntó si podía dejar al bebé unos días porque hacía mucho frío y estaban en la calle". Ella accedió, pero al cabo de unas horas, y a pesar de que Lorena ya había estado con ella desde Nochebuena hasta el 28 de diciembre, se asustó "porque no paraba de llorar". Entonces llamó a la policía.

Más información
Niños anónimos para olvidar

Manuel se presentó voluntariamente el pasado lunes en los juzgados. Su mujer, como él la llama -a pesar de que su unión no ha sido bendecida ni por los juzgados ni por las órdenes eclesiásticas- fue detenida por la policía dos días más tarde en un bar. Tras declarar, los dos fueron puestos en libertad. La pequeña no presentaba síntoma de maltrato alguno y estaba en perfecto estado de salud, según el reconocimiento médico que le fue practicado en el hospital materno-infantil. "El único error que cometieron fue dejarla con la dueña del bar en vez de haberla llevado a un centro público", aseguran fuentes policiales.

"Me dicen que según la ley es abandono, pero para mí, que no entiendo de leyes, no ha sido así", asegura Manuel, mientras se dirige a una chatarrería con un carro con cuatro piezas de metal por las que recibe 360 pesetas. "Siempre ha tratado bien a los niños, te lo puede decir quien la conozca". El problema, según él, es que no se podían hacer cargo de la niña porque vivían en la calle desde el 9 de diciembre, día en que fueron desalojados de un edificio en la calle de Chinchilla, una pasaje que parece Sarajevo al final de la guerra. Apenas queda una casa en pie.

El problema no fueron nunca los hijos, según Manuel. Y eso a pesar de que 7 de los 12 de Dolores son suyos. También dice ser padre de Lorena, pero la familia de esta malagueña y los bares donde la conocen atribuyen la paternidad al Legía, otro chatarrero que se quedó con este apodo a su paso por la Legión. "No hemos puesto los medios para no tener más hijos. No teníamos carné, ni cartilla, ni nada". Así, tan simple e inevitable como llover.

La madre de Dolores no va mucho más allá en el porqué. Micaela Moreno, de 67 años, también sabe lo que es procrear. Esta mujer, que fue vendedora de cupones, tuvo nueve hijos y, según dice, más de un consejo para Dolores, "la más pequeña de las hembras". "Y mira que se lo decía, "operate, operate". También se lo decía la médico que la lleva en el materno-infantil. Pero nunca nos hizo caso. Ya ves. La manía".

Emilio Bernar, que fue barrendero y ahora está inválido en una silla de ruedas, mira atónito el relato como si nada fuera con él. "La marcha, que le gusta mucho la marcha", dice sobre su hija antes de que su mujer le calle a gritos. Y eso que ella también guarda sus reproches. "Es libre de hacer lo que quiera, pero para tener hijos hay que saber tenerlos. Yo a mis hijos los he tenido bien", explica junto a una vitrina donde, junto a sus fotos, guarda las tazas de veinte duros y algún que otro Cristo.

Dolores tuvo su primer niño a los 13 años. "Entonces sí que la regañé", dice su madre. "Le preguntó que por qué se había quedado preñada de ese tío", relata María del Carmen, otra de sus hermanas. Micaela fue con su hija mayor a hablar con el hombre "que le había hecho el hijo a Lola". Pero él las "mintió". Estaba casado con otra. Eso no fue impedimento para que Dolores tuviera otro niño más con él, pero se quedó con sus padres hasta que le llegó el tercer hijo del segundo hombre. Y luego vino otro más de un tercero.

Tampoco María del Carmen encuentra razón para traer tanto niño al mundo. "La asistenta social le había dicho que no tuviera más. Pero ella es muy dejá". Nunca ha trabajado, según su hermana. Como mucho, va con su nuevo compañero, el Legía, a buscar chatarra. Con Manuel, no. Él no la dejaba. "¿Quién iba a estar con los niños si no?", se pregunta sin la más mínima ironía, a pesar de que su custodia les iba siendo retirada casi con la misma velocidad con que nacían. "A algunos los entregábamos nosotros y a otros nos los quitaban", dice Manuel.

La delegada de Asuntos Sociales de Málaga, Ana Paula Montero, asegura que no hay constancia de malos tratos, ni de abandono hacia los niños. Simplemente no tenían medios para hacerse cargo de ellos. "Nunca han puesto ningún impedimento cuando hemos ido a recogerlos". Tampoco, según dice, cuando cinco de los 12 han sido dados en adopción.

"Es una buena chavala. Yo la conozco de chica y es una buena chavala", dice Juan, un amigo que salió con ella en una fecha que ya no recuerda. "Pero yo me ponía globo", añade. En su opinión, sólo tiene una hermana "que está bien casada". En este ambiente estar bien casada es estarlo con un pintor. Juan es el único que parece tener claro que "traer todos los años un niño es buscarse la ruina". También es el que le da una explicación más profunda. "Ha ido p"acá y p"allá. Ha estado con uno y con otro. ¿Sabes?, ha tenido una vida muy chunga", una vida aplacada, según él y los camareros de las tascas donde se gasta la vida, con alcohol.

"Ha estado borracha alguna vez. Normal", dice Manuel. "Pero ella no se dedicaba a beber todos los días, y de drogas, ni una gota. Ni ella, ni yo". No es lo que cree su familia. "Desde que ha dejado a Manuel y va con el Legía, le da al chiné (heroína fumada)".Y no sólo. "Le da mucho al drinking (bebida)", dice su madre, que no la ha vuelto a ver desde Navidad. "Antes iba todos los días a comer allí porque en su casa no tenían ni luz ni agua", dice su hermana María del Carmen. Y añade: "Pero mi madre la echó".

La delegada de Asuntos Sociales sabe que algo ha fallado desde la Administración y asume "que no ha existido coordinación" entre el Ayuntamiento y la Junta. "Ya he dicho que la pongan en contacto conmigo. No tengo ningún inconveniente en explicarle personalmente los métodos anticonceptivos que existen y en intentar, como mujer, que se planifique. Pero sé que es difícil, porque se trata de una opción personal". Sin embargo, la vida de Dolores -que, según los que la conocen, "está esmirriada", viste con cazadora roja, pantalón ajustado y va muy pintada- parece haberla determinado todo menos la voluntad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_