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Estados Unidos logró infiltrar un espía entre los inspectores de desarme de la ONU

Richard Butler, el jefe de Unscom, se presentó ayer en Washington para "pedir explicaciones" al Gobierno de EEUU sobre el uso en beneficio propio de los inspectores de la ONU en Irak por el espionaje norteamericano. The New York Times y The Washington Post publicaron nuevos datos que completan la noticia más escandalosa relativa a la ONU de esta década: los servicios de espionaje de EEUU lograron introducir a uno de sus hombres en Unscom y luego instaló los aparatos que permiten escuchar desde Bahrein y Fort Meade (Maryland) las conversaciones de los dirigentes iraquíes.

Esa utilización de Unscom -"colaboración con los inspectores internacionales", según el Departamento de Estado norteamericano- se remonta a 1996, pero alcanzó un nuevo nivel en marzo del pasado año cuando el espionaje norteamericano introdujo en uno de los equipos de inspectores un agente que instaló sistemas de escuchas aún más sofisticados. "El espía", escribió el diario neoyorquino, "entró en Irak como inspector de Naciones Unidas y dejó detrás los aparatos de escucha". Esos sistemas permiten a los norteamericanos seguir desde Bahrein y Fort Meade las conversaciones a través de radios, walkie-talkies y teléfonos celulares de los círculos de información y defensa más próximos a Sadam Husein. Según las autoridades norteamericanas anónimas citadas por el diario neoyorquino, la operación "contó con la bendición de Richard Butler".Algunos de los principales objetivos bombardeados el pasado diciembre por fuerzas aeronavales angloestadounidenses habían sido objeto de esa actividad de espionaje norteamericana. El general Anthony Zinni, jefe de la Operación Zorro del Desierto, dijo ayer no saber si sus fuerzas utilizaron en el bombardeo de Irak información secreta recogida por EEUU gracias a Unscom. En una conferencia en el Pentágono, Zinni dijo que el ataque consiguió "retrasar en dos años" el programa armamentístico iraquí, situó entre 600 y 1.600 el número de bajas mortales en la Guardia Republicana y añadió que también perecieron "varios individuos importantes" del régimen iraquí. Según Zinni, el ataque desmoralizó tanto a las fuerzas iraquíes que sus jefes tuvieron que emplear fusilamientos para recuperar el control.

Lo cierto es que la "cooperación" entre dos servicios de espionaje estadounidenses, la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, organismo especializado en espionaje a través de satélites y medios electrónicos) y Unscom comenzó a finales de 1995 o principios de 1996. Los servicios norteamericanos facilitaron a los inspectores micrófonos, grabadoras y escáneres para poder vigilar a la dirección de la Guardia Republicana, el cuerpo de élite que protege a Sadam Husein, y a la secretaría de la presidencia iraquí. Instalados por algunos inspectores, esos instrumentos transmitieron sus datos a un centro de escuchas del espionaje norteamericano instalado en Bahrein, que a su vez los encaminó hacia la sede en EE UU de la NSA, en Fort Meade, a las afueras de Washington y en el Estado de Maryland. Allí fueron descodificados y traducidos al inglés.Fuentes estadounidenses aseguran que en 1996 y 1997 "compartieron parte de esa información" con Unscom y servicios secretos de otros países (Reino Unido, Israel y Australia), aunque no con los rusos. Pero se reservaron en exclusiva la que podía ser útil para sus planes contra Sadam.

En marzo de 1998, EEUU introdujo directamente a uno de sus agentes en Irak bajo la identidad de un inspector e instaló un sistema más perfeccionado, denominado de "cajas negras", del que ya se beneficio en exclusiva. Washington apartó de la escena en ese momento a Scott Ritter, el militar norteamericano que había dirigido uno de los equipos de inspección y que no contaba con el beneplácito de la CIA. Ritter había sido el director de orquesta de la primera fase (1996-1997) de la "cooperación" entre Unscom, EEUU e Israel. Ese sistema de espionaje sigue en pie, sin necesidad de que los inspectores estén presentes en Irak. "Con o sin Unscom", afirma Sandy Berger, consejero Nacional de Seguridad, "tenemos en Irak sistemas de espionaje formidables". Tras haber negado con vehemencia el miércoles las primeras noticias sobre el uso de Unscom por EEUU, el australiano Butler cambió ayer de actitud y viajó a Washington para sostener "importantes conversaciones" con dirigentes norteamericanos. Aunque insistiendo en su inocencia personal, Butler se pronunció en contra del "mal uso" de Unscom por cualquier país. La secretaría general de la ONU, a través de Fred Eckhard, portavoz de Kofi Annan, se declaró impotente para investigar las acusaciones de los últimos días. "Naciones Unidas", dijo Echkard, "no es Scotland Yard".

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