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Martín Garzo: "El escritor debe contar historias que ayuden a la ardua tarea de vivir"

El ganador del Nadal refleja su juventud en 'Las historias de Marta y Fernando'

Feliz, pero sereno y lúcido. Así se mostró ayer el escritor Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948), flamante ganador del Premio Nadal, durante su comparecencia ante los medios de comunicación. El autor alegó compromisos personales en su tierra natal para eludir las entrevistas individualizadas, y optó por atender en bloque a los periodistas en una masiva conferencia de prensa. Martín Garzo, premiado por Las historias de Marta y Fernando, mostró el deseo de llegar con su literatura a todo tipo de públicos: "El escritor debe contar historias que ayuden a esa tarea tan ardua que es vivir".

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"Mi interés es contar historias de la manera más convincente e interesante posible, y hacerlo con un lenguaje transparente. Pero no con la transparencia del cristal, sino con la del agua que corre, porque las palabras deben transmitir temblor. Yo, y creo que todos los escritores, aspiro a escribir libros que gusten a todo el mundo y los entienda todo el mundo", aseguró Martín Garzo, que en 1994 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por El lenguaje de las fuentes.El autor, que ve en la literatura "una necesidad de consuelo, porque nos acompaña y nos ayuda a vivir", sigue viviendo en su tierra de origen, donde permanece a resguardo del estrés y la ansiedad propia de las grandes ciudades. Sin embargo, se confiesa sensible a la inquietud, un sentimiento que asocia a su labor de escritor. "Muchas veces escribir es tremendo y se pasa fatal. Pero noto que cuando acabo de escribir un libro estoy desazonado. Un libro es como una guarida, una casa, un refugio. Mientras escribe, uno tiene un lugar al que acudir, por eso se ha convertido para mí en una especie de adicción".

Martín Garzo combina su pasión por la literatura con la profesión de psicólogo, dos actividades que, según afirma, desarrolla de forma independiente. "Tiendo a separar bastante mi profesión de lo que escribo. Creo que mis novelas son muy poco psicológicas, me interesa más el relato, ese tipo de novelas en las que se cuentan historias. Creo que lo que realmente es interesante está fuera de nosotros. Más que el interior de las personas, lo que realmente me importa es lo que viene de fuera. El misterio es siempre el otro, nunca uno mismo", afirma el narrador, que se declara poco afín a la novela decimonónica, en la que se da gran importancia a la psicología de los personajes.

De modo que Martín Garzo, en Las historias de Marta y Fernando, la novela con la que el pasado miércoles se proclamó ganador de la 55ª edición del Premio Nadal, no se ha entretenido en detalles sobre la personalidad de los protagonistas, una pareja de "jóvenes adultos", como la define el autor, retratada durante sus cinco primeros años de convivencia como matrimonio. "Marta y Fernando son dos personajes que entran bastante en la normalidad. Son dos adultos jóvenes procedentes de mundos algo diferentes, porque ella viene de la burguesía acomodada y el origen de Fernando es el medio rural. Tras un romance apasionado y fulgurante, se casan y viven en una ciudad de provincias, concretamente Valladolid, que aparece citada con su nombre, como lo son también algunas de sus calles y otros lugares descritos en la novela".

El libro se centra en la vida cotidiana de esta pareja, en la dicha que le proporciona compartir su amor, pero no deja de lado las dificultades del día a día. "Lo pasan mal en muchos momentos, porque lo bello es lo más amenazado y siempre se teme perder lo que se quiere. La mujer llora mucho, porque creo que nadie llora más que los niños y los enamorados", afirmó el escritor, que ha inspirado la filosofía del libro en una frase de Kafka: "Él dice que hemos sido expulsados del paraíso, pero a la vez permanecemos en él, y yo creo en eso".

Martín Garzo ha articulado la narración en siete episodios que funcionan casi como relatos independientes. "El título es muy descriptivo, porque en el fondo son como relatos con un alto grado de independencia, relacionados porque los personajes son los mismos. Marta y Fernando no paran de hablar, no paran de contarse cosas, y para mí eso es lo importante, porque la relación amorosa sin palabras es inconcebible. El amor es fundamentalmente una invención verbal, el cuerpo amado está hecho de palabras", afirmó el autor, que ha vivido de un modo especialmente feliz la elaboración de la novela. "La empecé a escribir justo después de terminar mi anterior novela, El pequeño heredero. Los personajes me fueron llevando a una escritura ligera, con mucho diálogo, que no había probado nunca".

El escritor ha ubicado su relato en los años de la transición española. "La visión que doy de la transición no es muy positiva porque nosotros no lo vivimos así. Teníamos grandes expectativas, pero también la idea de que perdíamos algo. He escogido esta ubicación temporal porque, aunque la novela no es autobiográfica, quería hablar de mi juventud".

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