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El 'belcasticismo' triunfa en la gala de Reyes

La noche lírica de la SGAE acaba entre vítores al repertorio español y a los siete cantantes

Jesús Ruiz Mantilla

Ruperto Chapí, Sinesio Delgado y los demás padres fundadores de la SGAE, que hace 99 años justos convocaron una huelga de autores (finalmente fallida) para protestar por la programación "íntegramente extranjera" que el Real había preparado para coronar a Alfonso XIII, respiraron tranquilos anoche. La gala del centenario de la sociedad autoral fue todo un homenaje al repertorio patrio, una magnífica reivindicación del belcasticismo. Los siete cantantes que actuaron ayer en el Real lograron un éxito que fue mayor para unos (Kraus) que para otros.

La noche de zarzuela y casticismo que vivió el teatro Real acabó con aplausos, el público satisfecho y los nervios de más de uno. La gala de Reyes ya no es la gala de Reyes. Es otra cosa; primero, porque los Reyes ya no asisten a la velada que les organizaba el Ayuntamiento de Madrid con motivo del cumpleaños de don Juan Carlos desde el año 1990, y, segundo, porque lo que este año ha organizado con motivo de su centenario la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) era una gala lírica dedicada al repertorio español, con vocación de institucionalizarse y de ser retransmitida al mundo entero para expandir las muchas glorias de la música española.Así que lo de ayer no era un regalo de cumpleaños, y el Monarca prefirió celebrar su 61º aniversario en familia y no asistir a ningún homenaje. Los que sí se dejaron ver fueron el presidente del Gobierno, José María Aznar (con Ana Botella y su hija); la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre; el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, o el presidente del Parlamento Europeo, José María Gil-Robles, entre otras autoridades y personajes de la vida pública (Iñaki Gabilondo, Carmen Alborch, Diego López Garrido) que quisieron contribuir a la benéfica causa para la que se congregaba al público: paliar los daños producidos por el huracán Mitch en Centroamérica, más concretamente en la ciudad nicaragüense de León, a cuya Antigua Casa de Salud Debayle, arrasada por la catástrofe, irá a parar la recaudación íntegra de la gala.

Hasta ahora, el Ayuntamiento había firmado un contrato exclusivo a Plácido Domingo para que se encargara de la dirección artística del evento, que se celebraba todos los años en el Auditorio Nacional, aunque el último año los tres tenores ocuparon también el Real. Este año, Domingo no ha tenido nada que ver con la organización, y quizá por eso el público de Madrid pudo disfrutar de las actuaciones de Alfredo Kraus y Montserrat Caballé, que encabezaron un reparto en el que también estaban las jóvenes sopranos Montserrat Martí -Monsita para mamá Caballé-; Ana María Sánchez, una de las recientes voces mimadas del público del foro; María José Montiel, y el barítono Carlos Álvarez, que fue uno de los más aplaudidos de la noche.

Álvarez salió a escena el primero -las apariciones se marcaron por orden alfabético- y arrancó los primeros aplausos con la "Romanza de Vidal", de la célebre Luisa Fernanda.

Siguieron luego todos los demás, a las órdenes de los cuatro directores que participaban -García Navarro, Odón Alonso, José Collado y Miguel Ortega-, y junto a la Orquesta Sinfónica de Madrid. Y entonces llegaron las superestrellas. Primero, Kraus, que nada más salir a escena y sin haber entonado una sola nota arrancó entusiastas bravos, que confirmó -pese a la sombra del catarro que le amenazó los días anteriores- una gran actuación. El ídolo de Madrid, a sus 71 años, interpretó la "Romanza de Enrique", de El último romántico, en la parte inicial, y redondeó su faena con la "Romanza de Leandro", de La tabernera del puerto. El tenor canario escuchó entonces cómo el público le gritaba: "El más grande", "Estás más joven que el euro y más guapo". Triunfo sin peros. Caballé interpretó la "Canción andaluza" de El dúo de la Africana, una de sus zarzuelas favoritas, y en la segunda parte cantó, arropada por su hija, el bolero de Los diamantes de la corona.

Destacó también Ana María Sánchez, que primero hizo la "Romanza de Pilar", de Gigantes y cabezudos, y después lloró la "Plegaria de la niña Estrella", de Don Gil de Alcalá, dos temas que le van como anillo al dedo y que le sirvieron para salir por la puerta grande de un teatro en el que ya triunfó con Elektra.

La fiesta belcanticista concluyó con todos los cantantes sobre el escenario atacando con salero el coro de La verbena de la Paloma. Si Chapí lo hubiera visto...

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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