La muerte súbita de los niños está relacionada con una hemoglobina

Miles de años después de que los expertos en medicina afirmaran que lo que anunciaba la Biblia carecía de precisión, los científicos han empezado a encontrar verdaderas pistas sobre el síndrome de muerte repentina en los niños, una afección médica que ha matado a millones de niños aparentemente saludables. Los investigadores del Centro Médico Regional de Wichita, Kansas, han encontrado un persistente nivel de una sustancia química llamada hemoglobina F (HgF) en la sangre de las víctimas de este síndrome en las semanas y meses posteriores a su nacimiento, mucho después de que estos niveles deberían haber bajado. Otros estudios realizados en el Reino Unido han encontrado niveles similares.Diana L. Cochran, catedrática de medicina en la Universidad de Wichita, y su equipo han encontrado una relación entre niveles de HgF más altos de lo normal y algunos conocidos factores de riesgo de la enfermedad. La hemoglobina es el componente rojo de la sangre que se adhiere al oxigeno para facilitar su distribución por todo el cuerpo. Normalmente en los primeros meses de vida de una persona la hemoglobina se transforma, pasando de HgF, forma predominante en los recien nacidos a hemoglobina A, que normalmente predomina en los adultos. La HgF no transporta el oxígeno a los tejidos tan rápidamente como la hemoglobina A.

Factores de riesgo

El pasado año, Cochran estuvo observando a 633 bebés nacidos en el Centro Médico Regional Via Christi, en Wichita, durante seis meses. Haciendo uso de las cifras médicas, los investigadores descubrieron que los elevados niveles de HgF tenían una relación directa con la presencia de alguno de los factores de riesgo asociados con el SIDS, como la infección en el tracto urinario materno, los problemas en la placenta, un aumento de peso en el embarazo inferior a los diez kilos y un crecimiento insuficiente de los niños. "Hasta que no sufren un ligeran se realicen más estudios es muy pronto para saber si se pueden tomar medidas preventivas", advierte Cdchran. Sin embargo, añade que el estudio podría llevar al hallazgo de métodos para controlar los niveles de HgF en los niños.En 1992, la Academia de Pediatría estadounidense recomendó acostar a los niños boca arriba o de lado, y el consejo pareció surtir efecto, aunque nadie sabe el porqué. Esta práctica ha disminuido el número de muertes anuales en Estados Unidos, de las 5.000 que se producían en 1992 a 2.906 en 1996, último año del que se dispone de cifras.

A lo largo del tiempo se han barajado cientos de causas sospechosas de provocar la muerte súbita de los niños, desde la composición de la leche hasta el uso de ropas axfisiantes en la cama, y también se ha culpado a las madres, creyendo que habían aplastado a sus hijos mientras dormían. Pero todas estas sospechas han sido ya descartadas.