La lotería de los emprendedores

Ana Sanz y Ana Isabel Periáñez se presentaron al concurso del Instituto de la Juventud con pocas esperanzas de ganar. "Nuestro proyecto de crear un centro de día para las enfermas de anorexia y bulimia no encajaba mucho en el marco empresarial", comentan. Sin embargo, estas dos psicólogas, vecinas de Basauri, de 29 años, han conseguido el primer premio que ese organismo concede al mejor proyecto emprendedor. El galardón, dotado con 2,5 millones de pesetas, permitirá a ambas iniciar con más tranquilidad su sueño de abrir un gabinete de atención especializado en los trastornos de la alimentación. "El premio supone, además del dinero, prestigio. Es empezar un proyecto que no está puesto en marcha con un premio nacional", comenta Periáñez. Tras licenciarse en Deusto y especializarse en psicología clínica, Sanz y Periáñez comenzaron su proyecto con el programa Dema de apoyo a los emprendedores de la Diputación de Vizcaya. Esta iniciativa foral ofrece formación y una subvención de dos millones a nuevos proyectos empresariales. A esta cantidad, las dos psicólogas sumarán ahora los 2,5 millones que recibirán de manos del ministro de Trabajo, Javier Arenas, a finales de este mes. El premio ha sorprendido a las dos jóvenes buscando un local en Bilbao para instalar un centro de día y de atención integral a enfermas de anorexia y bulimia, que previsiblemente abrirá sus puertas este mismo mes. Según las cifras que manejan, en el País Vasco existen unas 775 jóvenes de entre 14 y 18 años enfermas de anorexia, el 1% de este grupo de edad. La anorexia causa la muerte de entre el 1% y el 3% de las enfermas, que fallecen por tres causas principalmente: desnutrición, fallo cardíaco y suicidio. Por lo que se refiere a la bulimia, entre 5.000 y 7.000 vascas sufren este trastorno. La empresa de las dos psicólogas, que se llama Bulcaner, funcionará de una a ocho de la tarde. Sanz explica que "la idea es que las afectadas pasen el día en el centro y coman incluso allí un menú equilibrado y supervisado por un nutricionista". Junto a las psicólogas, trabajarán a tiempo parcial un psiquiatra, un nutricionista, un cocinero y un animador sociocultural porque, según explican, la anorexia y la bulimia "son enfermedades multicausales y requieren de la atención de diferentes especialistas". "Yo siempre he estado sensibilizada con los trastornos de la alimentación porque veía que la demanda iba aumentando y había carencias en la atención a estos enfermos", asegura Ana Sanz, quien tuvo su primer contacto directo con afectados de anorexia y bulimia trabajando en un hospital de Escocia. Vacío de atención La experiencia de ambas como voluntarias en la asociación de familiares de afectados de anorexia y bulimia Adaner les ha servido también para enfocar las actividades de su empresa. El servicio de Bulcaner pretende terminar con el vacío de atención que sufren estos enfermos entre la consulta externa del especialista y la hospitalización. Junto al servicio de centro de día, las premiadas ofrecerán atención psicológica a afectados y a sus familiares y cursos de prevención de estas enfermedades en colegios, asociaciones y centros cívicos. En los últimos años, los especialistas han apreciado la extensión de esta enfermedad, que afecta fundamentalmente a las mujeres, aunque también a los hombres y a los niños. "También nos interesa la investigación de estos trastornos, que afectan cada vez a gente más joven", sostienen las psicólogas, que están realizando sendas tesis doctorales sobre estas enfermedades. Contra lo que se suele creer, la anorexia y la bulimia son enfermedades muy antiguas, pero que "han tenido un boom en los últimos 15 años en la cultura occidental. La belleza e incluso el éxito profesional y personal se asocian con la delgadez y esto afecta a algunas personas especialmente. Algunos especialistas hablan incluso de epidemia de anorexia nerviosa", afirma Periáñez. "Son enfermedades muy serias con una fuerte tendencia a la cronificación y que dejan una gran carga en las enfermas y sus familiares", apunta su compañera. Según ellas mismas reconocen, "Osakidetza es la que debería dar este servicio, pero también creemos que se puede ofrecer un servicio privado igual que se hace en otras especialidades". Demanda de este servicio existe y sus impulsoras ya cuentan con algunas clientas antes de abrir sus puertas. Sus previsiones son ingresar el primer año unos 10 millones de pesetas.